Intercambiando a Miriam - Relatos Eróticos

Intercambiando a Miriam

... iba a terminar metido entre los muslos de esa hembra tan sensual…Miriam siguió mi mirada sobre el culo de esa mujer y me adivinó en pensamiento: “Te la vas a coger a ella…” Dijo sonriendo.Le pregunté si le interesaba alguno de los hombres presentes, pero me sorprendió diciendo que le gustaba una de las esposas. Abrí mis ojos y entonces Miriam largó una rápida carcajada; recordándome que ella era bisexual… igual que mi adorable e infiel mujercita…Nos quedamos sentados en la barra dedicados principalmente a observar y vimos que, a medida que avanzaba la noche, pequeños grupos de parejas se perdían tras unas pesadas cortinas negras…Obviamente ese camino debía llevar a salones más privados; así que finalmente nos atrevimos a cruzar esa misteriosa cortina.Allí detrás había un largo corredor con acceso a tres habitaciones.Un extraño aroma a sexo inundaba el lugar. Junto a ese intenso olor venían los gemidos y jadeos; aullidos y risas apagadas…Entramos a una de las habitaciones y, a medida que nuestros ojos se acostumbraban a la penumbra, podíamos ver cómo las siluetas desnudas se dibujaban y al mismo tiempo se difuminaban…Miriam retrocedió, apoyándose sobre mi cuerpo; parecía sorprendida por algo en especial...En la tercera habitación pude distinguir a nuestra sensual anfitriona. En ese momento dos hombres la estaban desnudando, dejando ver un cuerpo maduro realmente magnífico. Mi verga pegó un respingo al observar detenidamente sus curvas.Miriam descubrió también a una de las ...

... esposas que le había atraído; así que ambos decidimos quedarnos en ese lugar…Nuestra anfitriona, que se llamaba Martha, nos hizo un gesto para cruzar el umbral y unirnos a todo el grupo. Todos ya estaban desnudos, por lo tanto, Miriam y yo los imitamos.Los dos hombres que desnudaban a Martha se acercaron a Miriam, pero ella pidió que se uniera también esa joven esposa llamada Cecilia. Su marido estaba en otro lugar…Mi amiga comenzó a masturbar con sus manos a esos dos hombres que la habían elegido a ella. Cecilia se arrodilló frente a Miriam y empezó a lamerle los labios vaginales, provocándole unos suaves gemidos.Martha se acercó a mí y me hizo sentar en un banco de piedra. Ella se agachó y comenzó a mamar mi verga de una manera magistral. Tomé sus cabellos en mi mano y le fui marcando el ritmo de la mamada…De repente abrí los ojos y pude ver a Miriam en cuatro sobre la cama en medio de la habitación. Uno de los hombres la estaba bombeando desde atrás, aferrándola por las caderas, mientras ella le lamía la concha a esa chica Cecilia.Martha dejó de chuparme la pija cuando vio que ya estaba lista para darle placer. Pasó una de sus piernas a un lado de mis muslos y fue descendiendo sobre mi verga erecta y palpitante.Martha cabalgó sobre mi verga dedicada a su propio placer, jadeando y suspirando mientras me dejaba acariciar sus tetas y lamer sus pezones.Cuando abrí mis ojos encontré que en la cama ahora Cecilia también estaba a cuatro patas sobre la cama y el segundo hombre la ...