1. Una gran... película


    Fecha: 07/11/2017, Categorías: Sexo Oral Autor: Cassidy, Fuente: CuentoRelatos

    ... donde apenas el sujetador las mantiene a raya, con los pezones clavados casi dolorosamente en esa tela que tanto me los realza. No puedo evitarlo, vuelvo a mirar hacia el sitio en el que te encontrabas, pero ya no estás allí. Casi con un grito mudo, ahogado por el repentino descubrimiento, veo que ahora ocupas la butaca de mi izquierda. Estaba tan absorta en las imágenes de sexo... Y lo admito, en mi propia excitación, que empezaba a tener tanto de intensidad como de sorpresiva, que no me he dado cuenta de que estabas allí y con tu miembro bajo la mano, que aun dentro del pantalón, me puedo hacer una gran... Gran idea de cómo debe estar solo con ver lo abultado que tienes toda esa zona de la tela vaquera... Tú te das cuenta de que te miro, y yo estoy tan cachonda que ya no me importa seguirte mirando de la forma más descarada posible. Busco tus ojos, pero no los encuentro. Desciendo la mirada y tu sonrisa ya no muestra esos dientes que brillaban a la luz de la pantalla, solo una ligera mueca de medio lado. Sigo bajando y miro tu entrepierna, tienes una gran polla hinchada y llena de sangre entre tus manos. Lo pienso y lo siento, aunque no pueda verla a la contraluz del cine. Levanto la vista hasta tu cara y de nuevo me sonríes, te pregunto tu nombre... No pude en esos momentos pensar lo absurdo de mi curiosidad cuando eran otras cosas las que llamaban poderosamente mi atención. Alex me dices y sin dejarme tiempo a nada más que un tembloroso suspiro cuando mis ojos pasan de ...
    ... los tuyos hasta volver abajo, me agarras con fuerza instintiva y animal, de la nuca con una de tus grandes manos y me llevas la boca hasta tu enorme miembro. Intento resistirme, pero la fuerza de tu mano es superior a mis casi nulas ganas de alejarme de aquel mástil de carne que me saluda con sus venas, sus palpitaciones... Me dejo llevar. Abro mi boca y de un solo golpe engullo tu rabo, desde la punta de ese rosadito capullo, gordote e hinchado, hasta la base con todas esas marcas y surcos de una anatomía terriblemente definida que me encuentro de por medio. Me la clavo hasta la empuñadura con hambre animal. Casi no puedo respirar. Tu mano aprieta mi cabeza y me impide liberar mi boca. Tu otra mano me abre la camisa y buscas mis tetas. Me las estrujas. Me pellizcas. Me acaricias. Pones mis pezones como piedras rojitas, como rubíes que cortarían todo... Menos esos dedos que ahora los martirizan, restregándose alternativamente entre índice y pulgar, alrededor de la areola, retorciéndolos lo justo para no cruzar una línea que en mi estado, no hubiese sido capaz de ver. Chupo como una loca tu polla, sin contemplaciones, apenas me acompañan los ruidos de mi propia boca de arriba abajo llena de tu carne y de toda mi saliva, tus jadeos y los de la película... Sin cesar, removiendo como una serpiente mi lengua, ahora sí que puedo degustar esas primeras gotitas dulzonas... Me vuelvo una gatita demasiado hambrienta de esa leche, de esta carne tiesa, desde la punta hasta tus huevos. No ...