Poda 9
Fecha: 17/07/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: renegadomonti, Fuente: SexoSinTabues
... como ustedes se pueden imaginar, yo estaba loco de calentura. Mi pija, aún entre las manos de estas niñitas, las cuales no parecían tener intención de soltarla, parecía un caño de acero, mientras ellas continuaban hablando de sexo como si se tratara de un recital de música. Llegamos a mi casa, y una vez en el interior de ella, las tomé a las dos, en el mismo living, las desnudé y las acosté sobre uno de los sillones y hundí mi cabeza entre las piernas de estas dos pequeñas ninfas chupando sus cuevitas con desesperación. Me desnudé también yo, y con mi verga totalmente enhiesta, apuntando hacia el techo, se la puse en la boca a Pao, la que de inmediato comenzó a besarla y a tratar de meterla en su boquita, cosa que consiguió luego de superar las dificultades que se le presentaron dado el grosor, sobre todo del glande. Una vez que se la metió en la boca, me la empezó a mamar de una manera espectacular, al menos eso me parecía a mí, mientras que Lara, miraba como su hermanita menor me chupaba la pija. Sentí que me estaba por venir, y con todo gusto y placer lo hubiera hecho en la boca de Pao, pero yo quería culiar, quería y necesitaba enterrar mi pija hasta el tronco en una conchita tierna y apretada, y esta me era ofrecida sin condicionamientos por parte de Lara. Le quité el "juguete" sacándolo de improviso de la boquita de Pao, y mi verga, al salir de esa cavidad, sonó como cuando se descorcha una botella de champagne. Su boca quedó abierta, y de ella manaba abundante saliva ...
... que se derramó sobre su pechito plano, pechito de nena, el que quedó completamente cubierto con sus babitas. Su respiración era agitada y su rostro estaba rojo por el esfuerzo realizado en su afán de chuparme la pija. Me situé sobre Lara, quién me aguardaba impaciente con sus piernitas bien abiertas, se tocaba su coñito, como preparándolo para lo que se venía. Coloqué la cabeza de mi pija totalmente endurecida y dilatada en la entrada a su cuerpito. Empujé. No entró, se resbaló hacia abajo. Insistí, y nuevamente ubiqué en el lugar preciso mi enfurecida verga. De nuevo empujé, y esta vez tuve excito, ya que sentí que mi lanza comenzó el lento pero firme ingreso hacia el templo del placer. Sus carnes se separaban, su útero se dilataba tratando de contener la estaca que la estaba atacando con furia. Ella se quejaba suavemente. Un poco por el dolor que experimentaba ante la excesiva dilatación de su gruta, y también por el placer que sentía por la inserción de este pedazo de carne venoso y cálido en su interior. ----¡Ay Boni, qué dura y gorda que está! Despacio por favor. No la metas tan de golpe. ¡Huyyy, ya casi me la has metido a toda! Me parece que me ha llegado a la pancita. Estas exclamaciones de Lara me encendían más aún, si esto era posible. La verga me dolía en su tronco por lo excesivamente rígida que estaba. Mi pelvis se pegó a su pelvis. Entonces comprendí que se la había enterrado a toda, hasta los huevos. Con mis brazos a los costados de su cuerpito, me sostenía para ...