Encuentros con Sofía (Cap. 8 - Un día de la madre diferente - Parte 2)
Fecha: 18/07/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: andrewotero, Fuente: CuentoRelatos
... el sabor de sus jugos, entre salados e indescriptibles me llenaban la boca y chorreaban por mis costados. Solté una de mis manos, mientras seguía jugando con su clítoris, apretaba uno de sus pechos, Sofía soltó mi cabello para tomarme del brazo, casi sin fuerzas como para poder apretármelo, colocaba su pierna sobre mi espalda como para impedir me escape. Sus gemidos empezaron a hacerse cada vez más fuertes, sus “ohhhh, ahhhh, mmmmmm” llenaban el silencio de su habitación, su cuerpo temblaba ante mis juegos, y arqueaba su espalda, botando su cabeza lo más hacia atrás que podía. “Ahhhhhhhhh, uhhhhhhh, yaaaaaaaaaa”, era lo único que se escuchaba, sentía como si ella se fuera a morir de pasión, tanto así que tomaba mis cabello con sus manos como si quisiera arrancármelo, no podía soltar palabra alguna, así quisiera hacerlo, hasta que empezó a gemir mas aceleradamente y con un gran “Aaahhhhhhhhhhh”, mientras retorcía su cuerpo, soltaba un suspiro, como si el alma se le saliera, terminó con un fuerte chorro de sus líquidos vaginales en mi boca, yo me quedé sin moverme en esa posición, recibiéndolo todo. Luego Sofía pasó su pierna por sobre mi cabeza, como recostándose de lado e invitándome a subir sobre ella, me dirigí a su boca, entre besos le compartí parte de sus propios jugos, que llevaba todavía conmigo, mientras seguíamos acariciándonos todo el cuerpo. En esa posición casi de costado ella, mientras nos besábamos, le tomé su pierna izquierda, la levanté de tal manera que ...
... su vagina estaba a merced mía, mientras seguíamos besándonos y aprovechando su reciente corrida, introduje mi duro miembro en esa cueva, por la que hace varios años yo había nacido, y que ahora nuevamente era mía, pero de una forma diferente, empecé con un mete y saca, que me permitía llevar mi miembro hasta casi la totalidad de su largura, sentía como las rugosas paredes vaginales de Sofía atrapaban mi miembro, como si no quisieran soltarlo nunca. Ahora si, y por primera vez, Sofía dejaba de ser mi madre y pasaba a ser mi mujer, mi hembra. Sin dejar el mete y saca, acomodé a Sofía para que se pusiera en posición de perrito recostada sobre su lado derecho, mientras yo seguía con mis incansables movimientos. La veía desencajar su rostro de placer, mientras con sus manos cogía las cobijas con toda la fuerza que su cuerpo le permitía, mientras nuevamente empezaba a gemir “Ahhhhhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhhhh, Ahhhhh”, podía sentir el bamboleo de sus senos mientras su cadera chocaba contra mi vientre, la tenía de la cintura, embistiéndola con lujuria. - Oh siii, oh siiiii, le decía entrecortadamente - No paress, noooo, logró contestarme - Te amooooooooo!, le grité con todo lo que podía - Te amoooooooo! Me contestó mientras se retorcía y mordía los labios Cuando sentía que ya no podría aguantar más, la solté y puse boca arriba, me recosté sobre ella, mi miembro como dueño y señor, automáticamente, sin mucho esfuerzo, encontró el camino a su cueva, mientras nos seguíamos besando y ...