1. La barbacoa y la pareja en llamas. Parte 1


    Fecha: 19/07/2019, Categorías: Confesiones Erotismo y Amor Autor: Kösem, Fuente: CuentoRelatos

    Estábamos en casa de unos amigos de Omar, en una barbacoa, la casa era grande, y había gente repartida por todos lados, no era tanta gente tampoco, nosotros estábamos en la sala, sentados en el sofá hablando con otra pareja, yo llevaba puesto un vestido corto, y unos shorts debajo. En un momento se corta la luz, y la gente que estaba dispersa se comenzó a reunir al lado de la barbacoa en el jardín de atrás, mientras otro grupo decidió salir a comprar. Nos quedamos, pero regresamos al interior de la casa. Una vez dentro Omar se sienta en el sofá y subí sobre él, estirada, casi acostada, dándole la espalda, con mi estómago sobre sus piernas, y comencé a revisar el teléfono, mirando unas fotos que nos habíamos tomado en la tarde (Una divertida foto de él mordiendo uno de mis pezones, otra de un primer plano de mi vagina, siendo penetrada por su miembro, y una del momento exacto, en que su miembro lanza un chorro de semen directo a mis pechos). Omar al ver que revisaba esas fotos, y teniéndome en la posición en la que estaba, comenzó a tocar mis nalgas con sus manos, Yo me hacía la desentendida, mientras seguía revisando las imágenes de nuestro encuentro sexual. Y él seguía masajeando mi enorme culo. En plena oscuridad, sin ninguna luz más que la del brillo de la pantalla del teléfono, y sabiendo que el grupo que había salido a comprar, tardaría su tiempo y que el otro grupo se encontraba reunido junto a la barbacoa y el carbón que recién comenzaba a prender. No había riesgo de ...
    ... que nos vieran, así que aprovechó al subir mi vestido, desabrochar el botón del short, y bajándomelo, lo suficiente como para dejar al descubierto mi culo, solo cubierto por una sensual tanga negra, diminuta como a él le gustaba. Con sus manos comenzó a masajear y apretar mis nalgas, y solo las soltaba para azotarlas con su mano en suaves palmadas al principio, y más potentes después, algunas tan sonoras que si el grupo junto a la parrilla no hubiese estado conversando animadamente, las habrían podido escuchar sin ningún problema, yo me quejabas de los golpes, pero no parabas, la verdad era que me gustaba que me azotaras; después de una docena de palmadas, seguramente con mis nalgas completamente rojas, Omar aprovecho el impulso que mis quejidos le daban, para meter su mano entre mi entrepierna, para comprobar con sus dedos que mi vagina se encontraba completamente húmeda, y empapada en mis fluidos. Omar humedeció sus dedos todo lo que pudo y los llevo a su boca para saborearlos y probar mis jugos. Repitió el mismo movimiento, pero esta vez fue mi boca la que recibió sus dedos empapados de mis fluidos, primero un dedo, luego otro, y finalmente un tercero llenaron mi boca. Ambos estábamos muy calientes con toda esa situación, algo que sin duda podíamos sentir, sentía como su erección golpeaba mi vientre, Omar aprovecho la excitante mezcla de mis jugos y mi saliva, para lubricar sus dedos y dirigirlos hacia mi ano. Con la otra mano, corrió mi ropa interior dejando ante él mi ...
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