PAREJA ATADA LOS DOS POR EL DEPENDIENTE
Fecha: 07/11/2017,
Categorías:
BDSM
Autor: parejaatada, Fuente: SexoSinTabues
... precintar. Faltaba ya sólo concretar el lugar. - "Conozco una habitación de hotel ideal para estos juegos". Le expliqué lo que nos gustaría. Ataduras reales, buenas de verdad, fuertes, que no pudiéramos desatarnos ni entre nosotros, y que los dos sintiéramos nuestra excitación. Que fuera educado, correcto, morboso, y pícaro, que jugara con la perversión morbosa que da el estar atados y a su merced, que las cuerdas también son un poco de sufrimiento, y que aportara ideas, ya que le gustaba también el bondage. - "Te garantizo que ideas tengo muchos, y que voy a ser perverso con los dos". Hablamos una media hora más, que no explico para no aburriros, y os explico el domingo. La verdad es que durante los días que estuve esperando el domingo estaba un poco nervioso, porque sabía quien me esperaba pero no lo que me esperaba. Si pensaba mucho me hacia preguntas de todo tipo, así que la mejor opción era esperar y dejar pasar el tiempo. Por fin llegó el domingo por la tarde. Antes, por supuesto, avisé a mi novia de que le tenía preparada una sorpresa erótica, que se vistiera con un conjunto de lencería sexy negro, tacones, que viniera atractiva, y que le esperara a las dos en el apartamento hotel que le di la dirección. Era un bonito apartamento de aquellos que se alquilan por horas o por días, pequeño y muy típico, con un corto pasillo en el que se encontraba primero el aseo, con su ducha, un par de metros después un comedor, y desde éste se accedía a la habitación, doble, presidida ...
... por una cama grande con barrotes tanto en el cabezal superior como en el inferior, y que presagiaba una tarde con muchas posibilidades con las cuerdas. También me había fijado que en una esquina apartada del comedor, junto la ventana, había una columna redonda que emergía por el suelo y desaparecía por el techo, heredada tal vez de lo que fue la estructura del edificio. Después de mostrarme la habitación, supe que mi puesto era la columna al volver al comedor. - “Vete desnudando" - me ordenó. Me desnudé totalmente, dejé la ropa sobre una silla escondida con el asiento debajo de la mesa, me acerqué a la columna, coloqué los brazos a la espalda, y el chico comenzó a atarme de tal manera que las cuerdas se hundían en mi cuerpo, se apretaban como en un fuerte abrazo, que no molesta pero bien atado, pasándolas por todos sitios, por los codos, las muñecas por supuesto, por encima del pecho consiguiendo pegar mis brazos contra mi espalda y sin posibilidad de separarlos. No había acabado. Siguió con las cuerdas entre brazos y espalda, con calma, firmeza y mucha práctica, y cuando ya no le quedaba más sitio me hizo pegar la espalda a la columna, recto, mirando de frente al centro del comedor, vueltas y más vueltas alrededor de la columna, por detrás de mis brazos y por encima de mi pecho, y después entre huecos internos con lo que consiguió mantener en contacto todo el tiempo mis brazos y mi espalda con la columna . Cuando acabó no tenía ninguna posibilidad de desatarme por mí mismo, ...