Primera vez con Sofí, pero no la última.
Fecha: 23/07/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: cartuz, Fuente: RelatosEróticos
Como dije en el anterior relato, me dejo desconcertado el GRACIAS de David cuando me fui. Estaba desayunando y pensando en ello, cuando mi madre apareció por la cocina y me pregunto qué andaría pensando. Le dije que nada, ella no me creyó porque me conocía bien, me dijo que me veía muy pensativo, yo no hice ningún comentario. Pero siguió insistiendo, hasta que después de decir muchas cosas, cuando dijo si era por lo de la universidad, yo vi el cielo abierto y ella dándome un abrazo, me confeso que me lo iban a decir el fin de semana, como una sorpresa, pero que me habían admitido en una que hay en la provincia de Alicante, donde están de profesores mi tía la hermana de mi madre, más pequeña que ella y su marido. Mi ilusión de siempre era ir a esa universidad a estudiar, pero ahora con lo que estaba viviendo me entraron las dudas, pero para redondearlo estaba la vuelta de Sofí. Que además de ser una buenísima amiga, se había convertido de patito feo en un cisne precioso. Yo notaba en mí, que la amistad que siempre había profesado a Sofí, se estaba convirtiendo en deseo y algo más, algo distinto. Y digo algo distinto, porque hasta ahora no me preocupaba que nadie se enterara de mi vida, pero si me preocupaba que Sofí se enterar y no me entendiese. Mi madre volvió a interrumpir mis pensamientos, para decirme que como se suponía que era una sorpresa, no podía decir nada a nadie y menos a mi padre. Le dije que no se preocupara. Para que no siguiera preguntando me fui al ...
... gimnasio y luego a la piscina. En el gimnasio me puse a hacer ejercicio como un loco, para distraer la mente. Cuando lo estaba consiguiendo, apareció Sofí con dos chicas del barrio. Las conocía de vista, de un hola y un adiós, poco más. Venían espectaculares, pero Sofí era demasiado. Ella se acercó y me dio dos besos, me dijo al oído, para dar envidia a las amigas, nos reímos los dos. Terminé mío ciclo de ejercicios y decidí irme, no podía aguantar más la visión del cuerpo de Sofí con esa indumentaria. La miré y la dije un adiós con la mano, ella me saludo también y me fui. Cuando me encaminaba hacia la piscina, note que me había puesto medio “contento” viendo a Sofí. Esperaba que cuando llegara a la piscina, ya me hubiera tranquilizado. Una vez en la piscina, me veo al grupito de mujeres, hay diez, entre ellas está mi madre, la madre de Sofí, pero también Maite y Carmen, vaya peligro. Mi madre me ve y me dice… Carlos que bien que estés aquí, que nos faltan varias hamacas y están en el cuarto de la depuradora. Nadie se atreve a ir por si sale algún bicho. ¡YA! Digo yo, lo que pasa que nadie se quiere ensuciar. Pero para no dejar mal a mi madre, pregunté que cuantas necesitaban y me fui hacia la depuradora. Estaba como en un sótano. Hacía falta una limpieza. Saqué la primera y la subí, no pesaba nada, lo que pasaba que eran rígidas de una sola pieza y el recoveco de la escalera complicaba un poco sacarla uno solo. Se la deje a ellas y fui por las otras dos, pero antes de eso, dije, ...