1. En prisión


    Fecha: 30/07/2019, Categorías: No Consentido Confesiones Autor: M.Goles, Fuente: CuentoRelatos

    En prisión (El mundo al revés) Hola a todos, mi nombre es Maira, les voy a contar lo que me ocurrió ya hace casi cinco años. Para ponerlos en contexto les cuento que hace unos poco más de cinco años vivía con Adrián. Un chico del cual me había enamorado en el grado once, de esta relación nació Mónica, nuestra hija que ya para ese entonces había cumplido su primer añito. Vivíamos en un barrio los cerros de Bogotá. En nuestra vida pasábamos muchas necesidades ya que Adrián era un vago completo, no hacía nada y el poco dinero que ganaba robando billeteras y celulares en Transmilenio lo gastaba en vicio. Por andar de ladrón un día lo capturo la policía, como la víctima del robo lo denunció, lo enviaron a la cárcel nacional Modelo, mientras definían su situación judicial. La primera semana en la cárcel mi marido me llamo telefónicamente, diciéndonos que debía dinero a unos tipos y que si no le pagaba, corría peligro su vida. Las visitas en la Modelo se realizaban los domingos. El primer domingo de cada mes era el de la visita familiar, donde se podía ingresar con niños y comida. El primer domingo de visitas fuimos mi suegra y yo, le llevamos algo ligero de comer y le reunimos $35.000 para que le pagara a las personas que le debía dinero. Para el ingreso a la prisión no se podía llevar pantalones, solamente faldas, y entrar sin pantimedias ni nada, el primer día fue el peor, ya que una guarda le hace a una reclinarse sobre una mesa, bajarse el panty, posteriormente la guarda ...
    ... pasa una mano enguantada por la parte intima, yo suelo lubricar demasiado y al ver esto la guarda exclamo: Ummm e introdujo sus dedos en mi vagina y los movió por unos segundo, yo como estaba me sentí que me ruborizaba y lance un pequeño suspiro, cuando los saco voltee a mirar y la muy infeliz se estaba oliendo el guante y me sonrió, me sentí ultrajada, pero dadas las circunstancias yo no quería dar más problemas. Al entrar a los patios, los visitantes se lanzaron sobre sus familiares, abrazaban y besaban a sus seres queridos. Mi suegra y yo hicimos lo propio con Adrián que se mostraba muy feliz al vernos. Tendimos una manta sobre el piso del patio, nos sentamos y empezamos a platicar, Adrián me susurro al oído lo mucho que quería estar con migo, pero que en la celda había un mocho HP que era más antiguo y que se metía con su mujer, una gorda, sucia y asquerosa vieja. Ya al finalizar la visita salen de la celda el mocho y su mujer, Adrián me empuja rápidamente a la celda, hace que coloque mis manos sobre la cama de arriba, sube mi falda me penetra vaginalmente, me da dos o tres envestidas y se viene, quedando el agitado y yo con muchas ganas. Al salir de la celda los guardas estaban sacando ya a las visitas. Así pasaron tres domingos más, llevándole dinero a Adrián, para que no le hicieran nada, platicando de una que otra cosa, del proceso y de sexo de treinta segundos al final de la tarde. En esa época yo tenía apenas 19 años, a pesar de haber tenido un hijo por parto natural ...
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