La señora Ysabela y yo (4)
Fecha: 05/08/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... máximo el placer. - Ha sido la mejor cogida que me han dado en mi vida.- susurró recuperándose. - Sólo por ti, Ysa.- respondí recobrando la respiración. - La verdad que no podía creer que fueras tú, mi niño... ¡te transformaste!- dijo sorprendida. - No pensé que te fuera a gustar como te traté.- dije dubitativo. - ¡¡¡Sí me gustooo!!!- dijo alegre. Espero que me sigas sorprendiendo. Retiré mi miembro ya fláccido y nos quedamos abrazados descansando. Remolones nos dábamos besos y caricias invasoras y nuestra excitación volvía a izar su bandera. Yo me encontraba recostado mientras la señora Ysabela deslizaba sus labios vaginales a lo largo de mi verga. Mi dedo pulgar frotaba su clítoris con fruición y ambos disfrutábamos como amantes entregados. - Ven mi niño.- dijo ella tomándome de la mano. Ella me pidió que me sentara al borde de la cama y a la vez, quedar frente al espejo de cuerpo entero de su ropero. Con la experiencia que le daba su edad, dirigió mi pene hacia la entrada de su vagina y suavemente se fue sentando hasta lograr un absoluto acoplamiento. Ambos nos encontrábamos mirando nuestro reflejo. - Vaya, ya veo lo que querías.- dije sonriendo. - Ja,ja,ja, ¿te gusta?- preguntó lúdica. - Claro que sí.- respondí tomándola por las caderas. Ahora podemos ver como te entra todo. - Así es mi niño.- dijo alegre. Aunque, ahora mismo, sólo veo nuestros vellos púbicos enredados. - Pues, porque tengo toda la verga dentro de ti.- dije jugando con nuestros vellos. Más pegados no ...
... podemos estar. La señora Ysabela empezó a subir y bajar con cadencia, yo la dejaba ir a su propio ritmo. Sus gemidos volvían a saturar el ambiente del cuarto, y su incontrolable sacudida me hacia llegar al cielo. Su cuerpo se restregaba contra el mío y yo la sujetaba de los senos apretando golozo sus pezones. Toda la sesión amatoria transcurría como si de gemelos se tratara al ver duplicada nuestra imagen en el espejo. - Me gusta vernos cogiendo.- gimió ella sin detenerse. - Eres hermosa, Ysa.- gemí excitado ante la imagen de nuestros cuerpos. La agitación era extrema y las paredes retumbaban de placer. - Sácala, por favor.- gimió Ysabela. - Ya.- dije extrayendo mi verga ante su pedido. Ella procedió a masturbarme y yo no pude resistir más. Mi eyaculación fue abundante, y su estómago y hasta senos se vieron bañados en semen; así también, unas gotitas quedaban atrapadas en sus vellos púbicos. Su mano acariciaba mi pene como si de un animal se tratara que descansaba sobre su barriga, dormido y aún babeante. - Aún no te lo he dicho pero...- dijo mirándome. - ¿Qué cosa Ysa?- pregunté. - Pues, es impresionante la forma como se te marcan las venas en el pene.- respondió moviéndolo para ver bien mi venosidad. Ambos sonreímos locos de contentos pues nuestro líbido era desenfrenado e insondable, y esa mujer que hasta hace poco veía como mi vecina, cada día se entregaba ardiente y salvaje, haciéndome vivir los mejores días de mi vida. Gracias por los comentarios aunque sean tan pocos pero ...