1. Sexo con mi ahijada. Autor de su primer orgasmo


    Fecha: 07/08/2019, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... penetración. Excitada a mil, no paraba de contarme sus sensaciones, moverse en el subibaja, rotar, arquear el vientre, elevar y bajar las caderas al ritmo de su calentura. Las tetotas eran estrujadas sin consideración, tironeando para poder darle unas lamidas a como diera lugar su incesante movimiento de subibaja. Coloqué mi mano derecha en la vagina, dos dedos dentro y el pulgar para friccionar su clítoris. Todo contribuía a elevar la lujuriosa sensación que estaba transitando. Se leer los gestos de las mujeres cuando viajan por el intrincado camino hacia el orgasmo, por eso mismo no quería que fuera tan pronto, mejor hacerla sentir la molestia de retacearle ese momento, hacerla padecer la demora es la mejor forma de incrementar el goce. Bajé la intensidad de la penetración, disminuí la frecuencia de los empellones, de ese modo veía frustrado el acercamiento al deseado estallido emocional. Repetí esa estrategia tan segura como efectiva, esta vez sería una confirmación más. Luego de varias reiteradas frustraciones, fue momento de poner toda mi sapiencia en el arte de hacerla sentir bien putita, ahora era su tiempo de sentir el placer de conseguir el trofeo del orgasmo tan deseado. La tomé de la cintura, presionando hacia abajo cuando me elevaba subiéndola, invitando a mantener el ritmo del vaivén. De esa forma estuvimos no menos de diez minutos subiéndola y dejándola venirse con todo el peso de su humanidad sobre el cuerpo de su hombre, de tal modo que los quejidos fueran ...
    ... el resultado del golpeteo de la poronga contra el fondo vaginal. El silencioso movimiento de Anna, labios apretados, manos crispadas sobre mis hombros y los ojos cerrados eran signo evidente que está transitando los momentos postreros de una sensación desconocida. Está atravesada por sensaciones nuevas, entrando en el terreno de lo desconocido, sé que siente como millones de hormigas caminándole por dentro, siento como se tensan los músculos de sus piernas, la rigidez del torso, movimiento brusco y tenso de las nalgas y de pronto, ese momento donde toda su vida queda suspendida en una agonía… - Ahhhhhhhh… Sólo eso, dijo, como una especie de bramido, brotado desde la profundidad de sus entrañas, salía como si se hubiera abierto la válvula de emergencia de una caldera a punto de estallar. - Ahhhhhhhh… Otra vez, en cada uno de esos gemidos venidos del más allá de sus sentidos, bajaba por un momento la penetración, luego volvía a retomar el ritmo hasta conseguir otro y otro. Así fueron la seguida letanía de sus gemidos, hasta que su cuerpo fue perdiendo la tensión y rigidez. Silenciosa, permanecía ensartada hasta el mango en la verga, descansando ahorcajada sobre mí, el rostro transfigurado, los ojos llorosos, hasta un rastro de baba saliendo cuando boqueo para no ahogarse. Seguía procesando el trance de haber experimentado su primer orgasmo, la intensidad había sido un tsunami que arrasó con sus energías, ahora estaba inerme, empalada sobre su hombre, disfrutando las sensaciones ...