Un día de mis Vacaciones (III)
Fecha: 09/08/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... gracias al doble placer que yo le estaba dando: ahora no sólo la estaba penetrando con el juguete, me había untado un poquito de lubricante en los dedos y con suavidad los metía en su ano, miré a los lados, me encontré a Aleja terminándose de acomodar uno de esos consoladores que vienen pegados a una tanga, ni siquiera la excitación, el ambiente, ni un momento como aquellos impidió que me riera, Cata se volteó y me miró, al igual que Aleja, realmente ese tipo de juguetes yo sólo los había visto en películas porno y siempre me habían parecido bastante cómicos, cuando pasaban esas escenas me reía más de lo que me masturbaba y esta no fue la excepción, Aleja esbozó una sonrisa y luego, mientras se me acercaba untando lubricante al aparato, me dijo maliciosamente, como sintiéndose burlada: - "Vamos a ver si te da tanta risa después de mostrarte cómo se usa..." Una vez acomodada detrás de mí me hizo abrir un poco más las piernas y a pesar de que yo ya estaba siendo penetrada me hizo incorporarme un poco hacia adelante, me puso la punta del aparato en el culo y empezó a empujarlo con muchísima suavidad, de modo que no fuera a dolerme, sacándolo cuando menos me lo esperaba y arrancándome copiosos gemidos de placer al retirarlo; como yo ya llevaba un buen rato penetrándome mutuamente con Cata la hice llegar al éxtasis y haciendo que se retirara un poco me incorporé perfectamente y me puse de forma que la penetración que Aleja llevaba a cabo fuera completa y profunda, ella no se ...
... hizo rogar y terminó por meter el aparato, para asombro de las tres, hasta la base, tan profundo que grité al principio, era la primera vez que alguien -o algo- me penetraba por ahí. Cata me hizo levantar un poco, se metió debajo de mí y empezó a chuparme el clítoris con afán mientas aprovechaba para esculcarle bajo el aparato a Aleja, pellizcándola y penetrándola por momentos, a veces lo hacía con tanta maestría que Aleja descuidaba el movimiento rítmico de sus caderas por soportar el placer que recibía de los ágiles dedos de Cata pero al sentir que yo la empujaba, tratando de llamar su atención, regresaba a la normalidad y cimbreaba de nuevo sus caderas. Como Cata estaba debajo de mí y yo tenía que agacharme un poco me pegué de su aún chorreante vagina y la succioné con ganas; ellas dos ya habían tenido su orgasmo, faltaba el mío, estaba recibiendo tanto placer que la explosión pareció nunca acabar, luego de esto Aleja sacó el aparato y me senté para tomar aire, Cata se acercó y me besó, yo llevé una mano a su busto y otra a mi clítoris, pero ella, muy atenta, me llevó la mano hasta su clítoris y puso la suya sobre el mío, seguimos besándonos, pero no contenta me soltó y me metió una de sus piernas bajo una de las mías, haciendo una especie de tijera de modo que nuestras vaginas quedaran en contacto total, empecé a moverme pero al instante permití que el trabajo lo hiciera sólo Cata: estaba muriéndome de placer, apenas tenía fuerzas para sostenerme; Cata separaba a veces una ...