LA SOBRINA DE MI MUJER
Fecha: 10/08/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Soy un hombre de 65 años. Hace dos años que satisfago a mi esposa con masturbaciones y cunnilingus, ya que mi polla no consigue suficiente erección. y viagra no puedo tomar. El viernes pasado, 31 de marzo de 2007, mi esposa se fue a Irlanda, ya que nuestra hija, dio a luz a nuestro primer nieto. Yo tuve que quedar, pues con la crisis que hay en España no se puede dejar solo el negocio. Una sobrina de mi esposa, de 21 años, se quedó a cargo de las tareas domésticas que hacía mi mujer. Cerré el negocio a las 9 y me fui a casa. Al entrar en casa me llegó el olor inconfundible del cordero asado. La mesa estaba puesta. Ella, me recibió con una sonrisa. -¿Saco el cordero del horno? -me preguntó. -Saca. Yo voy a buscar el vino a la bodega. Unos minutos más tarde estábamos cenando. -¿Cómo le fue el día? -me preguntó. -Mal. Casi no hay ventas. ¿Y a ti? -Bien. Cambié de tema. -Está buenísimo el cordero. Eres un buena cocinera. ¿Al final te quedas a dormir aquí o vuelves a tu casa? -Ya la tía me preparó la habitación de invitados. ¿No estará pensando en verde? -No te preocupes. Ya no estoy para esos trotes -le dije. El cordero estaba tan bueno que acabamos la botella de vino tinto. Fui a buscar otra y también la acabamos. Luego vino el café, que yo no acostumbro a tomar de noche. y después el chopito de brandy. Lo cierto es que Ella, terminó contentilla. Acabamos de cenar. La ayudé a recoger la mesa y después fuimos al salón a ver la televisión Cinco minutos más tarde. Ella, sentada ...
... a mi lado, en el sillón, buscó con su mano mi polla, al tiempo que me sonreía. Me bajó la cremallera. La encontró morcillona. Mientras la meneaba me besó, y al sentir la frescura de sus labios, lo que hacía años que no sucedía, sucedió, mis 22 centímetros estaban en erección. -¡Qué maravilla! -dijo antes de lamerla y chuparla. Era una maestra haciendo felaciones. A punto estuve de correrme en su boca, pero soy perro viejo, y sabía que eso sería mi ruina. La aparté, con delicadeza. Le quité la blusa y el sujetador. Tenía las tetas pequeñas, duras, y con grandes areolas negras. Se las acaricié. Chupé y lamí sus pezones. Le saqué los jeans y las bragas rojas, en las que vi una gran mancha de humedad. Tenía rodeando el sexo una gran mata de vello negro. Lami su sexo desde el perineo hasta el clítoris. Un gemido se escapó de su garganta. Pasé mi lengia por sus labios, inferiores y superiores. Metí y saqué mi lengua en su sexo varias veces. Me detuve en su clítoris. Mi lengua se movía sobre él de arriba abajo, de abajo arriba, hacia los lados y en círculos. -Si sigues me corro -susurró. -Mueve la pelvis y córrete cuando quieras -le dije, y después presioné mi lengua sobre su clítioris Comenzó a mover la pelvis. Noté que se iba a correr. Metí mi lengua en su sexo, sin quitarla de encima del clítoris. Comenzó a correrse. Su corrida, como un cálido torrente, inundó mi boca. Ella, se deshacía entre convulsiones y gemidos de placer. Fue una corrida deliciosa. Al acabar, me besó, como ...