La musa de la inspiración
Fecha: 10/11/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Alvaro G. Suese, Fuente: CuentoRelatos
Miré detenidamente la pantalla del ordenador. Una página en blanco se abría, ante mí, como un mundo cargado de expectativas, de posibilidades a la hora de plasmar lo que pensaba, lo que sentía. Cerré los ojos, convencido de que la inspiración, esa musa capaz de escribir renglones con los dedos del alma, haría de inmediato acto de presencia tras meses de abstinencia, de no saber de ella, de no saborear su cuerpo cálido y sensual. Me di cuenta que era tarde, que estaba cansado de tratar de buscarme a mí mismo; de buscar mis sueños, mis deseos, mi alma para trasladarla, plena de sentimientos, a aquel espacio donde escribir. Por la ventana se colaron, tímidamente, los ecos de un lejano reloj que me devolvieron a la verdad de la madrugada y una sensación de completa impotencia se apoderó de mí. No sabía cómo comenzar, ni siquiera sabía que deseaba transmitir en aquello que trataba de escribir. Recordé aquellos tiempos en que las frases, los renglones, se sucedían fluidos, a borbotones, llenando hojas y hojas de papel para transmitir los mensajes del alma. Tiempos en los que la musa de la inspiración, fiel compañera de tantos viajes, no me había abandonado. Sabía que ahora, con el paso del tiempo, todo era diferente. Llevaba meses sin escribir, intentándolo cada noche sin poder llenar ni una sola cuartilla. ¿Cuántos folios con apenas dos renglones inconclusos terminaron sus días en la papelera de mi santuario de recuerdos? De repente, como de la nada, una noche cualquiera de ...
... verano, sin querer o tal vez queriéndolo intensamente, apareciste tú, surgiste tú de entre una larga lista de rostros sin nombre, de nombres sin rostro y comenzaste a llenarlo todo, cada rincón, cada hueco, cada espacio infinito. Tus frases, intensas y cargadas de extraño significado, se precipitaron absorbiéndolo todo. Tu sensibilidad, tu misterioso mundo de sueños, de deseos, de fantasías irrealizables, fueron, poco a poco, dando sentido a muchas cosas de mi vida, de mi existencia, haciéndome comprender que todavía se puede volver a otros estadios de la existencia aparentemente dejados muy atrás, muy lejos, recuperarlos para un hoy que se antoja eterno, un hoy de siempre. Surgiste de la nada, silenciosa, oculta tras un nombre que me devolvió ecos de otros tiempos, tras una identidad de ficción que tu misma creaste y, sin embargo, yo te esperaba, sabía que solo podías ser tú, que nadie más era capaz de irrumpir con la fuerza que tu lo hiciste. Me recosté sobre la butaca de tonos oscuros y pensé en ti. Te sentí cerca, a mi lado, sonriéndome y susurrándome al oído cosas que solo yo puedo comprender, que solo tu puedes contarme y de las que la noche, con su negro manto de gran dama, se ha hecho confidente. Fue como si de pronto, todo aquel torbellino de ideas, aquel torrente de sueños ilusionados volviese a mi y con ellos, la musa de la inspiración, hiciese de nuevo acto de presencia, desnuda, sugerente, sensual. Tu te convertiste en mi constante fuente de inspiración, en ese sueño ...