Historia del Chip (033) Seducción - Enko 002
Fecha: 14/08/2019,
Categorías:
Control Mental,
Dominación
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
Una vez completada la misión con William e Isabel, Enko se planteó nuevos objetivos. Aunque no tuviese una presa a tiro, Enko nunca se quedaba quieto. Prácticamente cada noche salía a ligar y, -en la medida de lo posible-, no usaba su arsenal químico. Era importante desarrollar la empatía y las dotes de seducción sin ayudas de otra clase. Con la confianza que tenía en sí mismo, su dinero y su apariencia no era demasiado difícil. Se imponía nuevos retos, como buscar a las más recalcitrantes o las más atractivas del bar o el tugurio dónde se encontrase. Muchas veces iba a la misma disco de Nueva York, siendo una coartada perfecta, debido a la cantidad de gente que lo veía y también por las cámaras de la entrada. Esa noche se decidió por una morena, muy delgada y larguirucha. Con unas piernas de escándalo y poco pecho. No era la más sugerente pero sí parecía reacia. β Hola, me llamo Enko. ¿Puedo invitarte a una copa? β Puedes, pero lamento decirte que no estoy disponible. β No importa. Me basta con charlar contigo. Al final terminaron saliendo juntos de la discoteca, sólo que cada uno para su casa. A Enko no le preocupó en absoluto. Jugaba con demasiada ventaja. La chica no podría solazarse y antes o después buscaría un desahogo, aunque tardase semanas. Al final se equivocó. β Enko, ¡espera! β ¿Sí, Trudy? β En el fondo, me lo he pensado mejor. ¿Quieres tomar otra copa? β No sé, Trudy. Me resultas muy atractiva pero no me van los juegos. Enko estaba junto a la puerta del taxi ...
... abierta. Trudy ni siquiera había abierto la del suyo. β No me hagas rogar. β Está bien, pero vamos a tu casa. Ya en plena faena, Enko trató de sentirla sin usar su máxima sensibilidad, como un amante no mejorado. Estuvo varios minutos jugando con el cuerpo de ella, aparentando que necesitaba un tiempo de calentamiento y solo tuvo el orgasmo cuando notó que ella ya estaba apurada. Sabía que no le molestaría que él tuviese el clímax sin ella. El chip había cambiado las expectativas de las mujeres. Hubiera podido masturbarse. ¿Para qué hacerlo si podía estar con un hombre? Siempre era mejor tener dos manos ajenas a tu servicio. El único pago era la sensación de frustración ante el orgasmo del acompañante, mientras que una misma sólo podía envidiar el placer que otorgaba y que le resultaba vedado. Enko disfrutó del sexo libremente elegido de su pareja y se decidió por hacerla disfrutar un poco más. El cuerpo de la mujer era un campo fascinante. Había tantas zonas erógenas disponibles y tan fácil hacer que una de ellas se volviese protagonista, que lo difícil era escoger dónde atacar. Era mejor dejar que la propia mujer te lo dijese de manera inconsciente y Enko cayó en la cuenta de que para Trudy, con sus piernas finas y esbeltas, probablemente sentiría esa zona con más aprecio. Por eso mismo, no la tocó allí si no en los pezones, que eran grandes teniendo en cuenta el poco pecho que tenía. Enko pensaba que, -si le hubiera dado demasiado placer en una primera cita-, ella hubiera ...