Tarde de puro sexo
Fecha: 17/08/2019,
Categorías:
Infidelidad
Sexo en Grupo
Autor: mary quant, Fuente: CuentoRelatos
Acudí a la cita sintiendo la emoción en mi pecho. Cuando estuvo frente a mí, me alegré muchísimo. Por su rostro, se veía que era un hombre bonachón. Sus ojos se abrieron sorprendidos. Mis labios perfectamente pintados de rojo carmesí se abrieron para decir ‘hola’. Extendió su mano para recibir la mía, las estrechamos y luego sus brazos rodearon mi espalda. Nos abrazamos como viejos amigos. Yo me levanté en las puntas de los pies para darle un beso en la mejilla, cambié ligeramente la dirección de mis labios y besé su comisura labial. Víctor se sonrojó. —¿No has cambiado tu decisión? –me preguntó serio. —¡No! –respondí sin dudar. —Vayamos entonces –dijo. Tomamos el taxi con dirección al hotel donde se hospedaba. En el trayecto, nos hicimos preguntas cortas y dimos respuestas breves sobre el viaje, la ciudad nueva para él, y cosas por el estilo. Me acerqué a su oído, para evitar ser escuchados por el conductor del taxi, hablándole en voz muy baja: —Sabes, estoy que ardo de caliente. —¿Desde cuándo no te toca tu marido? –me preguntó muy quedito. —Ya son como cuatro meses. —Debes necesitarla con ansias –me dijo con sus labios pegados a su oreja. —¡Sí! –le respondí excitada– ¡no te imaginas cuanto! Nos dimos un beso en la boca, nuestras lenguas se saborearon mutuamente, así confirmamos nuestra disposición a gozar nuestro encuentro. Llegamos a la habitación del hotel. Inmediatamente marqué desde mi celular. —¡Hola corazón! ¡Ya estamos en el hotel! El Ramada, en South Harbor ...
... Boulevard, segundo piso, cuarto 239 –le dije a Tony. Víctor cerró la puerta, lo detuve. —No pongas el seguro a la puerta –le dije– más tarde llegará Tony. —¿A qué hora estará aquí? —Ya viene en camino, no debe tardar y más le vale que se apure –le contesté. —¿Lo esperamos? –me preguntó. No le respondí, yo ya estaba desesperada por ser cogida. Lo jalé de la mano pasando al cuarto. Me paré entre la cama y la cómoda. Me quité la gabardina, preguntando: —¿Qué te parece? —¡Estas sensacional güerita! –me respondió emocionado. —Mira todo lo que te vas a comer –le dije recorriendo mis manos, de arriba hacia abajo, a los lados de mi cuerpo. Sonriendo, levanté los brazos, modelando, girando mi cuerpo lentamente. Vestía una blusa negra de tela transparente, con sostén de media copa que permitía la vista completa de mis grandes senos. En la falda roja, corta muy pegada al cuerpo, se dibujaban los tirantes del liguero. Las medias y zapatillas negras combinaban muy bien con mi atuendo. —Tienes un cuerpo sensacional ¡que trasero! –me dijo emocionado. —¿Tú crees? Se acercó por mi espalda, poniendo sus manos sobre mis pechos. —¡Estas riquísima, Mary! ¡Qué tetas tan grandes! –me dijo en el oído, besándome el cuello, detrás de la oreja. Mi piel se puso de gallina, coloqué mis manos sobre las suyas, balanceando mi cuerpo, pegando mis nalgas a su pubis. Víctor siguió besándome y lamiendo el cuello, haciendo que me retorciera con sus caricias. Me volteó y volvimos a iniciar el beso que quedó inconcluso ...