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Mi noche con Diana
Fecha: 23/08/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... puso en el baño. Cuando salió tuve que esforzarme para disimular mis miradas. Sus piernas divinas casi completas (la camiseta le llegaba al borde de los calzoncitos) ante mi vista, sus pequeños pies, sus senos ondulantes bajo la camiseta y sus pezones deliciosamente agresivos dibujando perfectamente su forma y permitiendo ver su color. Antes de acostarnos fui al baño y olí con infinito placer sus ropas. Luego, a la camita. Seguimos hablando y pasé mi brazo por sus hombros acogiendo su tristeza. Recostó su cabeza en mi hombro y sentí el roce de sus piernas. Tomamos aún otros tragos y nos adormilamos el uno junto al otro sintiendo el calor de nuestros cuerpos. Lentamente empecé a acariciarle el hombro y el brazo y sin pensarlo mucho, acaricié sus senos. Inmediatamente sus pezones brotaron y su cuerpo se arqueó excitado. Me miró sin decir palabra, nos besamos lentamente y poco a poco con más ardor. Viéndola dispuesta, me subí sobre ella y le acomodé mi pene entre sus piernas. Continuamos con besos largos y profundos. Con nuestras lenguas trenzadas en una lucha sin cuartel y nuestras manos asiendo la carne con pasión. Tomé su mano y la conduje a mi pene mientras mis manos la desnudaban. ¡Qué delicia! Retiré las mantas y tuve ante mi todo el esplendor de ese cuerpo juvenil divinamente formado y ¡a mi merced! Me desnudé y ella no dejó de frotar con movimientos pausados mi falo. Mi mano descendió y sentí la infinita humedad de su gruta. Mis dedos avivaron su fuego y empezó a ...
... jadear sin dejar de mirarme. Sus ojos centelleaban y pedían a gritos ir más allá. Con movimientos felinos Diana descendió y su boca engulló mi verga dura y brillante. Bebí todo un vaso de brandy aumentando mi placer y me dejé hacer al tiempo que acariciaba su espalda, sus senos y su perfecto trasero. No pude esperar, la incorporé, le abrí las piernas y se lo metí lentamente hasta el fondo. La estrechez casi virgen de su chochita me fascinó. La intensidad aumentó y la embestí con fuerza al tiempo que seguía extasiado mirando y tocando cada parte a donde podían llegar mis manos. Giramos y quedó ella empotrada sobre mí oscilando y haciendo círculos con ese culito de ensueño. Exploré la entrada de su ano sin duda hasta ahora intocado y con mi mejor tacto le introduje todo el dedo del corazón y luego este y el anular juntos. Gritó como loca presa de la excitación y la delicia de la doble penetración. Terminó jadeante, con los ojos iluminados y expectantes. Nos fundimos en un abrazo de agradecimiento mutuo y, tras otro trago, reiniciamos nuestros toqueteos. Ya con mayor confianza la puse en cuatro y la poseí desde atrás sintiendo sus deliciosas nalgas chocar contra mi pubis. Intenté darle por el culito pero era tan estrecho que la hice aullar y, finalmente, desistí de ese placer retomando su chochita de la cual bebí un néctar sin par. Ya relajados, yo continué acariciando todos sus confines. Introduje mi lengua hondamente en su chocha y en su culo experimentando un gozo indescriptible. ...