Mamada fuera de clases (historia corta).
Fecha: 23/08/2019,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Kinttox, Fuente: xHamster
Es hoy en día, con la decisión de crearme una cuenta en esta página, la cual he frecuentado moderadamente mas sin llegar al abuso u obseción, es que recuerdo esta historia entre inocente y divertida. Así es, la historia de la primera vez que recibí sexo oral. Se pensará que no hay mucho por contar, y en realidad es una experiencia corta cuando las emociones y excitación van a mil por hora; pero desvarío.Un más joven yo —alrededor de los 18 años— acudía a clases, la vida normal. Ligeramente aburrida, no pegada a la monotonía salvo de mis propias limitaciones fuera de escribir —porque me gusta escribir, aunque me considere un novato aún en este ámbito pese a tener algunos años ya de práctica—. En una clase vacía con compañeros sin rostro y cuyas pláticas poco a nada valían, una compañera cuyo nombre no mencionaré por el respeto y discreción, se acercó a mí.Congeniábamos bien, nada fuera de lo normal. Ninguna maravilla, considerarían otros más. La muchacha comenzó a platicar sobre lo en efecto blanqui negro del día, de temas para mejorarlo. Una charla que esperarías entre dos jóvenes despistados. Pese a su inocencia y temple de ternura, ella de gesticuló una serie de movimientos, veloces y por lo bajo, imitando el acto de sexo oral.—Oye... ¿y eso de ahora qué?—He visto un video —admitió ella entre risilllas en búsqueda de ocultar su bochorno—. ¿Sabes qué significa esto?Lo repitió. Si no es obvio ya, debo decir que me aceleró verle mover esa lengua y hacer ruidos con la misma, ...
... succionando y gimiendo, conteniendo ese fuerte grito que mantenía encerrado. Por un segundo no supe cómo actuar, y por supuesto que no sabía, no todos los días una muchacha como ella, tierna y con rostro de muñeca va por allí insinuando ha visto cómo se hace sexo oral; bueno, realmente puede que sí. Pero yo no conozco a más de ellas hasta la fecha. Ojalá fuera lo contrario; pero prosigo, que es tiempo de historia.Entre mi finita sabiduría —la cual más que finita sería adecuado decir limitada por mi estupidez— me quedé callado, ponderando cuál debería ser mi siguiente paso. Cualquier imberbe, por más verde que fuera, sabría que hacer. Pero no fue mi caso, al menos no al momento. Me tomó mis buenos minutos, disimulando que no le había entendido. Ella guardó silencio y seguimos con la clase vacía.¡Esa era una clara señal! Y por si el título de este relato no se los ha revelado aún, sucedió. Decidí dar un paso... o un salto, figurativamente por supuesto.—¿Te... te gustaría intentarlo? —mi voz casi me falla, pero pude mantenerme firme. Arriba y abajo debo añadir.Ella no dijo nada, me miró.—¿De verdad?Nos miramos ambos. No habían sentimientos que nos unieran, así que sobreentendimos que aquello era un experimento. Uno divertido. Acordamos vernos en el salón de clases, en uno al fondo de un corredor el cual casi ni usaban. Clase de arte, esos lienzos deben seguir en blanco hasta la fecha, lo doy por seguro.No hubo mucho cuidado, ambos supimos lo que queríamos y acudimos a ese llamado ...