Necesidades de una mujer embarazada
Fecha: 27/08/2019,
Categorías:
Incesto
Confesiones
Autor: Sandra_lujuria, Fuente: CuentoRelatos
... disposición. –Sandy, puedes dormir conmigo si quieres- Había propuesto mi querida amiga mientras cenábamos en compañía de su novio. -¿Tu sobrino no es gay, verdad?- Había dicho ella en broma mirando la cara que ponía su galán. –Porque si duerme con mi noviecito, no quiero que me lo baje- entre risas acordamos que además de recibir a mi sobrino Oscar, haríamos una fiesta de bienvenida para él. Ricardo, el novio de mi amiga y siempre atento conmigo, se ofreció a pasar por mi sobrino al aeropuerto y llevarlo a la casa. Cuando yo llegué por la noche, después de trabajar, ya había tres amigos de Angélica riendo en la sala; dos eran unas chavitas lindísimas, como de 20 o 22 años, se levantaron al verme y se acercaron para saludarme y presentarse. En el sofá de donde ellas se levantaron, se quedó sentado un joven atractivo, que me miraba fijamente sin decir nada, así que decidí acercarme. Nos quedamos viendo y de pronto se puso de pie para abrazarme. Al tenerlo cerca, reconocí de repente en sus ojos, los ojos de mi hermana. -¡No puede ser! ¡Oscar!- Y otra vez mis hormonas exageraron mi reacción haciéndome llorar de gusto. -La última vez que te vi, medias como esto- Le dije, señalando con mi mano a la altura de mi cintura. -Sí, tía. Hace mucho que no nos veíamos. –Su voz tenía un ligero acento gringo -Yo siempre te recuerdo recibiendo los regaños de mi madre por llegar tarde- Y luego dirigiéndose a las otras dos muchachas, dijo –Mi tía le sacaba canas verdes a mi mamá cada fin de ...
... semana. -¿En serio te acuerdas de eso?- Mis padres murieron cuando yo era una adolescente, así que viví con mi hermana Flor y su hijo por un largo periodo. Luego, ella y el niño se fueron a vivir a Los Ángeles en donde mi cuñado ya los esperaba. De eso hacía tanto tiempo, que la última vez que vi a mi sobrino, él tenía 3 años y yo terminaba la preparatoria a los 20 (nunca me gustó la escuela jaja, así que reprobé el último año en dos ocasiones). -Sí, tía. También me acuerdo de las veces que me llevabas al kínder y me comprabas un chocolate de esos con forma de conejo- dijo Oscar. -¡No es cierto! ¿Cómo puedes acordarte de eso?- Y otra vez me puse a llorar, mientras viajaba en el tiempo hasta los días en los que mi sobrino corría hacia el interior del jardín de niños con su pequeña mochila oscilando en su espalda. Oscar volvió a abrazarme hasta que terminó mi acceso de llanto. –Ay, perdón, chicas. Mis hormonas no dejan de jugar conmigo- Les dije a las amigas de Angélica mientras me secaba las lágrimas. Al poco rato llegaron mis compañeros de piso, junto con un numeroso grupo de amigos. Traían consigo una buena cantidad de alcohol, del que yo no podría disfrutar por mucho que quisiera. Cuando era más joven y aunque no fui ni de cerca la más sociable en la escuela, me gustaba salir a divertirme y beber con mis amigos, aunque a veces tuviera problemas con mi hermana por que no llegaba a la casa sino hasta el día siguiente. A mitad de la fiesta, uno de los amigos de Angélica se acercó ...