1. El señor Manuel (IV)


    Fecha: 28/08/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dbeni72, Fuente: xHamster

    Durante el día siguiente no coincidimos con el señor Manuel, ni le sentimos cuando llevaba o traía a su mujer, aunque tampoco era un vecino que hiciera especialmente ruido al entrar y salir. Pensábamos que nos estaba evitando. Así que el miércoles estuvimos atentos para ver si le sentíamos sacar a su mujer, y no escuchamos a nadie a la hora de todos los días. Nos empezamos a preocupar, y dejamos de pensar que hubiese sido por lo sucedido dos días antes.Mi marido y yo nos vestimos, para salir a hacer las compras, y llamamos a su timbre antes de ir. A los pocos segundos sentimos su puerta que quitaba el cerrojo interno, y giraba la llave. Ahí apareció Manuel con pijama y bata de estar en casa. No había salido, ni se había preparado aún.- Buenos días, Manuel. Nos habíamos preocupado al no sentirle estos dos días llevar a María Teresa al centro de día.Entonces con lágrimas en los ojos nos comenzó a contar que su mujer había empeorado, y que el médico le había dicho que se estaba apagando. Qué poco se podía hacer, y que era cuestión de horas o días, y que estaban al tanto los médicos de cuidados paliativos.La pobre había llegado a su fin, y estaba en la cama, sin apariencia de estar sufriendo. Manuel estaba destrozado, a pesar de llevar tanto tiempo mal su mujer.Es mañana se quedó Manuel haciéndole compañía y por la tarde estuve yo hasta que sucedió el fatal desenlace, y la pobre se apagó como un pajarito.Durante los días siguiente no nos separamos apenas de nuestro vecino, y ...
    ... le llevamos a nuestra casa a dormir. Su casa se le caía encima. Y con ayuda de nuestro hijo, que había vuelto del extranjero a pasar unos días, le ayudamos a quitar la cama de hospital que tenía para su mujer, ropa de ella y todo aquello que le podía recordar a la enfermedad que vivió los últimos años. Y poco a poco, en poco más de una semana Manuel volvió a su casa, y nuestro hijo se volvió a su trabajo, recuperando una relativa normalidad.Durante esos días es obvio que ni se nos pasó por la cabeza ninguna provocación, ni sucedió nada extraño. Esos días al estar mi hijo y el señor Manuel, yo llevaba mi chandal para estar en casa con una camiseta nada sugerente, y aunque la hubiese llevado, el pobre hombre no tenía la cabeza para esos asuntos.No todo quedó igual que antes, ya que entablamos mucha más amistad con nuestro vecino, y al verle tan abatido, muchos días venía a comer o cenar a nuestra casa. Solo era dar unos pasos, y allí nos tenía. Siempre nos traía algún postre, o nos compraba alguna otra cosilla de comer, pero no discutíamos mucho con Manuel, ya que nos daba pena que, por no dejarle traer alguna cosa, no quisiera venir a comer o cenar.Los días iban pasando, y poco a poco Manuel iba recuperando algo su ánimo, pero continuaba algo abatido y cabizbajo, apenas bromeaba como lo hacía antes. Pero al menos ya no se echaba a llorar, aunque nos decía que se le hacía muy duro a ratos estar el solo en casa, y que tenía que ir haciéndose a ello.La verdad es que su vivienda ...
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