(6) Cuestión de bragas
Fecha: 29/08/2019,
Categorías:
Lesbianas
Sexualidad,
Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos
... enigmática que fantástica. -No me has visto borracha a las dos de la madrugada y con las bragas en la cabeza. -Esa imagen vale su dinero. Ambos rieron. -La verdad es que soy muy afortunado. -¿Y eso? -Estoy con la chica más guapa del restaurante. -¿Y cómo puedes saber eso? -Hay dos hombres que no dejan de mirarte. Lo que pasa es que están detrás de ti y no puedes verlos, pero ha sido desde el minuto uno. -¿Ah, sí? ¿Y cómo son? -Uno lleva un bigote a lo Poirot. -¿Edad? -No sé, unos 40 años. -¿Y el otro? -Tiene el pelo canoso y gafas azuless. -¿Edad? -No pasará de los 55 años. -¿Están sentados juntos? -No. Separados. -¿Están solos en la mesa? -Sí, supongo que esperan a alguien. Oye, ¿a qué viene tanta pregunta? Pareces más interesada en ellos que en mí. -No me seas celoso. -¿Adónde vas? -A mear. ¿Te vale así? –le guiñó Ana un ojo mientras abandonaba el salón. Cogió el pasillo hasta el servicio de mujeres. Comprobó que no había nadie y se retocó el maquillaje frente al espejo. No le dio tiempo a más. El hombre del bigote de Poitor entró en los baños como una centella de rápido. Agarró a Ana y la lanzó contra una pared violentamente. Ella respondió con una patada de karate, un puñetazo y un rodillazo que tumbó al hombre, pero volvió a levantarse como una gacela y un cuchillo en la mano. Lanzó varias cuchilladas. Todas las esquivó Ana que contestó con varias patadas en el estómago y una última en la rodilla que se la partió. El hombre gritó de dolor y se medio cayó. Momento ...
... idóneo para coger su cabeza y reventársela contra uno de los lavabos. Ni siquiera le escuchó entrar. El canoso agarró a Ana por detrás y la estrelló contra una de las puertas de los toliets, pero ella se recuperó con rapidez. El canoso quiso atacarla con otro cuchillo, pero se quedó en el intento. Ana lo noqueó de un brutal puñetazo que lo dejó medio KO en el suelo. Ana se levantó la falda donde escondía una pistola agarrada a una liga negra y la empuñó. Mientras enroscaba un silenciador, el canoso se iba recuperando. -Hija de puta… Una vez acoplado el silenciador, Ana apuntó al canoso y, sin más, le pegó tres tiros en la cabeza. Luego remató al bigote de Poirot con otros dos tiros. A continuación volvió a quitar el silenciador y guardarse la pistola. Se miró al espejo y se arregló el pelo y el vestido. Comprobó que no tenía heridas o sangre salpicada. Y volvió a la mesa de Fabián como si nada hubiese pasado. -Fabián, nos vamos. -¿Cómo que nos vamos? -Tengo ganas de follar, levanta. Y abandonaron el restaurante. -Pimpollo, mi coche –avisó Ana. -Voy. -¿No tienes hambre, Ana? -Mi coño tiene hambre. -Es la primera cita. ¿No vas muy rápida? -¿Quieres a una mujer de verdad o a las estúpidas de tus amigas? Ya va siendo hora de que te comportes como un hombre. Yo no quiero nenazas en mi vida. -Vale. -Ahí viene mi coche. Sube. -¿Adónde vamos? -Sube, joder. -Voy. Nada más entrar, Ana arrancó y aceleró. -Espera, que no me he puesto el cinturón. -Lo del cinturón es como el condón. Es para ...