Tentación - Relatos Eróticos

Tentación

Había escuchado que todas las personas llevan consigo un pecado, algunos pueden llegar a tener más pero como humanos siempre hay al menos uno de los siete pecados capitales que nos acompaña, al menos es da había sido la historia que había llegado a sus oídos.


Aún recordaba aquel día que había se rendido ante el suyo.

Había sucedido mientras paseaba por calles extranjeras, el país era algo que había decidido olvidar hacía mucho tiempo, pero recordaba que habia sido en uno de sus viajes a otro lado de su país, había ido de visita junto a varios de sus amigos y todos habían terminado en una disco, borrachos.

No conocían el lugar pero habían algunos de su grupo que no tomaban, ella no estaba en esa lista pero aquella noche no quería aprovecharse emborrachandose ya que todo al menos la mitad sería pagado por su amigo rico. Habían hecho colecta y estaba todo repartido y medido para sus vacaciones.

Le parecía curioso, siempre había pensado que ese tipo de gente que va a lugares con sus amigos de vacaciones era extraño, de dónde venía acostumbraban pasar mucho tiempo en familia. Pero obligada a salir de su ciudad por falta de una universidad pública, empezó a convivir más con otras personas que con su familia.

Se había perdido en sus pensamientos de melancolía, había sido difícil acostumbrarse y cuando se dio cuenta los sobrios estaban planeando como llevarían a todos de vuelta a la casa de su amigo.

Les terminó ayudando, su grupo era de nueve y tres no ...

... bebían.

Había un coche no demasiado grande para regresar pues algunos habían llegado en taxi por haber tardado en llegar, así que no era suficiente para que todos volvieran.

Se fueron cinco, dejandola junto a otro a cargo de los que no se habían emborrachado tanto o que ya dormían.

Decidió ir al baño, se estiró y lo dijo a su amigo.

—Vuelvo.—Anuncio, casi corriendo a este.

Eran las cuatro de la madrugada y aún así había aún suficiente gente.

Reviso cabina por cabina, ni es que fueran los más sucios pero estaba analizando cual estaba en mejor condición cuando notó que en el último había una chica dormida.

Nadie que durmiera en ese lugar podéis estar sobrio.

Se acercó, le pico la mejilla. Era bonita y no pudo evitar verle los pechos. Llevaba un vestido corto, que por la posición mostraba casi todas sus piernas que estaban depiladas y sin ninguna clase de medias.

La olió, apestaba a alcohol y parecía que se lo había hechando encima. Su pecho latió al sentir la situacion.

Una indefensa chica, tan ebria que se había quedado dormida en el baño con la cara recargada de la pared y casi se caía.

Se mordió el labio. Era bonita y aunque su maquillaje estaba hecha un desastre, se veía bien.

Le dio un par de palmadas en la cara y no reaccionó.

Miro hacia ambos lados y cerró la puerta.

La tomo entre sus brazos, quitandola del asiento y poniéndola a un lado en el piso. Primero debía hacer del baño y cuando se limpio bajo la tapa de este y volvió a subir a la ...