¡Cabrón!!
Fecha: 18/11/2017,
Categorías:
BDSM
Gays
Sexo Duro
Autor: AmoSevero2007, Fuente: xHamster
Habíamos estado jugando un buen rato, algo cansados nos dejamos caer en la cama bocarriba encima de la cama. No tenía intención de hacer nada más, descansar un poco y seguir jugando. Cada uno de nosotros perdido en sus propios pensamientos. Por mi parte, intentaba relajarme un poco. Todo estaba resultando muy excitante e intenso. Su cabeza descansaba sobre mi brazo izquierdo, nuestras piernas entrelazadas, nuestros costados en contacto, noté que nuestras respiraciones habían bajado el ritmo, noté que mi polla se había relajado hasta el punto de quedar en su mínima expresión. Instintivamente quise saber como la tenía él. Sin mucho esfuerzo lleve mi mano libre, la derecha, a su polla. Apuntaba al techo, no demasiado dura, pero como pidiendo guerra. No fue premeditado, comencé a masajearle con suavidad su polla, sentí como crecía más y se endurecía. Pase a pajearle en toda regla, aunque con poco entusiasmo por mi parte. En el fondo me gusta que mis esclavos estén excitados y, en ese momento de descanso, consideré que merecía la pena excitarlo. Su respiración, se aceleró, soltó un par de gemidos y noté como su polla palpitaba entre mis dedos, un par de meneos más intenso y me pareció que iba a correrse. Le solté. Su mano izquierda pretendió llegar a la polla para finalizar lo que yo había iniciado. La intercepté a tiempo y no le permití que se tocara. Mi táctica cambió de inmediato. Mi mano izquierda sujetó su muñeca izquierda, su brazo izquierdo quedó inmovilizado bajo mi ...
... propio cuerpo. Mi mente ya había diseñado un nuevo y tortuoso juego. Él, por su parte, debió adivinar mis intenciones y me dijo con ese marcado acento suyo: • ¿Me permitirás que me corra? • Veremos –fue mi respuesta. Con cadenciosos movimientos, mi mano subía y bajaba por su polla que con leves sacudidas palpitaba con intensidad, sus gemidos me indicaban que estaba cerca el estallido; me detuve y pase a acariciarle la polla con las yemas de mis dedos. Sus palpitaciones cesaron, era el momento de volver. Enérgicamente, con rapidez y apretando le dí cuatro o cinco meneos. Otra vez a punto de correrse. Volví a detenerme y comencé a jugar con sus huevos, acariciándolos. Intentó zafarse de mi presa en su muñeca, le sujeté con fuerza. • Tranquilo no tengas prisa. • Pero… ¿Dejarás que me corra? • No – sentencié. Se rindió. Demasiado fácil, pensé. Ahora volvía a estar al borde del orgasmo; cambié de ritmo. Otra vez abajo. En apenas 4 o 5 minutos ya le había llevado al borde del estallido como 6 veces. Íbamos demasiado rápido. Bajé el ritmo y aumenté la intensidad. Al mismo tiempo fui aflojando mi mano izquierda soltado su muñeca. Fue entonces cuando él se agarró a la mía, era obvio que quería sentirse indefenso. Libre pero atrapado en mis manipulaciones, pensé yo. Ahora me era más fácil controlar su eyaculación, cada vez que se acercaba, me apretaba la muñeca y se agitaba su respiración. Perdí la cuenta de los orgasmos abortados. Comenzaba a volverse loco, agitaba su cabeza, me pedía que ...