1. Orgasmo en el ascensor


    Fecha: 20/11/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Peli, Fuente: CuentoRelatos

    ... note que se me volvía a soltar el sujetador. Al oírme maldecir se imaginó lo que sucedía, volvió a parar el ascensor y, dedicándome una sonrisa de lo más turbadora, se introdujo de nuevo bajo mi vestido. Esta vez Paqui palpo de manera rápida, pero claramente posesiva, toda mi intimidad por encima de las bragas, antes de llegar a mis pechos, que ya temblaban de excitación. Y, durante todo el tiempo que estuvo bajo el vestido, el continuo roce de su inquieta rodilla se hizo tan insidioso que termine por empapar las braguitas con mis dulces flujos. Luego, al llegar a la altura de mis senos, abrió totalmente el sostén aunque no tenía porque. Dedico todo el tiempo que quiso a contemplarlos con detenimiento, mientras yo sentía su cálido aliento a escasos centímetros de mi piel más sensible. Después utilizo las dos manos para, con mucho tacto, y unas caricias tan suaves como enervantes, volver a introducir uno de los senos dentro de su copa. Como vio que yo no decía nada (aunque mi corazón latía a toda máquina y mi respiración era cada vez más agitada), al introducir mi otro seno en su copa correspondiente, me masajeo a fondo todo el pecho; amasándolo, y estrujándolo, de una forma realmente cariñosa y sensual. En vista de mi pasividad aprovecho la estupenda ocasión que se le brindaba para acariciar y jugar, dulcemente, con mi grueso pezón rosado; hasta que este, agradecido, se endureció como una pequeña piedra entre las amorosas manos que lo cobijaban. Una vez que Paqui hubo ...
    ... abrochado mi sujetador, no puso el menor disimulo en apoyar toda la palma de su mano en mi excitada entrepierna; llegando al extremo de deslizar uno de sus dedos a lo largo de mi húmeda rajita, antes de salir del vestido, con una sonrisa de oreja a oreja. Pues mientras salían sus dedos se deslizaban por encima de mis bragas, de un modo turbador, empapándose en el abundante fluido que encharcaba la prenda. Después, ya con el ascensor en marcha, me miró fijamente a los ojos, y empezó a oler su mano como si se hubiera probado el mejor de los perfumes. Yo estaba tan cortada que no hacerte a reaccionar, ni siquiera cuando se me volvió a soltar el cierre del sujetador; pero se me debió de notar en la cara, pues ella, sin necesidad de consultarme, volvió a detener el ascensor. Esta vez, sin decirme ni una sola palabra, se fue directa al asunto. Paqui solo se detuvo unos breves instantes en juguetear con mis húmedas braguitas, haciendo que sus hábiles dedos con solo unos movimientos separaran mis labios menores hasta provocar un indecente bostezo, antes de llegar de nuevo ante mis pechos. En cuanto abrió el sujetador del todo, perdió solo unos momentos en recrearse la vista con el abrupto paisaje, antes de empezar a masajear uno de mis senos con sus largos y hábiles dedos. Su boca, y su lengua, se encargaron de que el otro se convirtiera en un auténtico volcán; y pensé, al sentir sus maravillosos mordisquitos en mi pezón, que me iba a correr en cualquier momento. Pero fue su otra mano, la ...