Mi primer trío con dos travestis - Relatos Eróticos

Mi primer trío con dos travestis

... sabor fuerte. Lo saboreé unos instantes y me lo tragué. Es lo más seguro en estos casos. 
Acto seguido me corrí yo. Esta situación me había puesto a mil. 
Después estuvimos un rato hablando, besándonos, tocándonos..de verdad que parecíamos novios. 
Aún tuve tiempo de hacerle otra mamada, aunque no acabé. 
El tiempo se acababa y hablando de todo un poco, me propuso un trío con su compañera. Dudé porque ya me había gastado mi presupuesto, pero pensé que un día es un día. Si T( abrevio su nombre) estaba bien, su compañera V era también increíble. Con piercing en la lengua, alta, delgada, pechos pequeños, y, para mi sorpresa, un pene un poco más grande y más grueso. Esto promete. 
Empezamos con toqueteos entre los tres, pajas, caricias, besos...Pero enseguida las puse juntas y me me metí los dos pilones en la boca. Qué maravilla. 
Así estuvimos un rato. Una, otra, las dos. Hasta que T le dijo a V que probara mi culo, que era estrecho y que le iba a gustar. Yo no me resistí. La polla de V me atravesó hasta dentro. T mientras me metió la polla en la boca. Los tres entramos en un balanceo perfecto de penetración y mamada. Brutal. 
Luego cambiamos de postura y me puse encima de V y me la follé. Ella estaba ...

... cada vez más excitada y al acabar yo me corrí. 
Me pidieron que se la chupara otra vez. Enseguida me recuperé. Estábamos todos súper cachondos. La habitación a estas alturas olía completamente a sexo. A mucho sexo. Y es un olor que adoro. 
Abrí la boca sin pensarlo. Qué dureza de esas vergas. Las acariciaba, las lamía, me comía sus huevos, volvía a meterla en la boca mientras con la otra mano masturbaba a la otra. Placer puro. 
T me dijo que se iba a correr de nuevo y le dijo a V que antes lo había hecho en mi boca. V no dudó y me la acercó todo lo que pudo. Las dos se masturbaban mientras yo seguía chupando. Y de pronto, casi a la vez, se corrieron. El semen me llenó la cara y la boca. Tragué rápido, pero aún pude repasarle a V lo que le quedaba en esa maravilla de polla. Las dos rieron y dijeron que era un cachondo. 
Hablamos un poco, terminamos una cerveza, y le pedí a V que me dejara hacerle una mamada rápida de despedida. Ella aceptó encantada. Quise fotografiar en mi mente esa maravilla. 
El tiempo se acabó, nos despedimos con cariño  y me fui encantado. No sé si alguna vez repetiré una aventura así. Pero la verdad es que ha sido divertido y placentero. Y nunca olvidaré esas vergas de dureza extrema