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Juegos
Fecha: 22/11/2017, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Somos dos parejas de amigos que tras la cena jugábamos a las cartas. Nos conocemos hace años y tenemos una relación especial, entre los hombres nos contamos nuestras cuitas y ellas a su vez también lo hacen. Reconozco por mi parte que mi amiga es de las que sueño con ella. Y mi mujer a su vez también sueña con el amigo. Por eso cuando el hastío del juego de cartas aparecía introducíamos variantes de excitación. Empezamos suave con pequeñas prendas de ropa para iniciar el deshielo y acabar con algo más a tono de la fiesta. Si el calentón era apreciable , el mutuo consentimiento entre las partes no creaba conflicto. Era normal empezar un ritual de acoso y seducción con la otra pareja y dejarse llevar. A menudo la otra pareja contemplaba excitada la pasión contraria. Nos hemos hecho profesionales del juego , pero no de las cartas sino del otro. Acudimos con fruición para ver lo que da de sí la noche. Ahora que estamos en la cincuentena nos permitimos el lujo de no poner barreras entre nuestros cuerpos. No hay que estar atentos a ver si llevamos puesto el condón y ellas ya pueden follar sin miedo al embarazo. Así que tras la cena erótica nos acercamos unos a otros , casi siempre cruzados pero muchas veces una pareja actúa para propiciar la pasión. Mi mujer que calienta muy bien un buen día desgranó un desliz que tuvo antes de casarnos y aquello subió el tono , pero lo que narró fue el detonante que alentó el morbo entre nosotros. Ella había tenido relaciones con un amigo ...
... nuestro que todos conocemos y nos propuso integrarlo en el juego. La otra pareja aceptó pero yo dije que sólo no sino acompañado y bien acompañado por su hembra. Da la casualidad que su hembra fue vecina mía y alguna vez de joven había bailado con ella. Es toda una hembra con las carnes bien prietas a pesar de la edad. De alguna forma yo deseaba vengarme de lo que me había enterado. Después de unas semanas llegó la aprobación y el encuentro feliz. Había algo de tensión y el champán lo resolvió. Una tras otra las copas volaron. En un momento el amigo asaltó a mi mujer y me quedé extasiado al verla. A mi lado estaba su hembra que tomó mi mano y la condujo a su regazo. Nos miramos y disfrutamos de la escena contraria. Sus besos eran de pasión total y ella me reconoció más tarde que había cumplido un sueño con final feliz. En medio de la pasión nosotros dos empezamos a conocernos y a saborear nuestros jugos. La otra pareja de espectadora pero calientes calientes mirando y actuando. Al llegar a casa le acosé para llevarla a la cama pero no se dejó. A cambio me llevó al sofá y desgranó toda su relación con el otro. Me enteré de lo que yo tantas veces pensé. Habían tenido múltiples encuentros aprovechando mi candidez. La ví hermosa y deslumbrante y mi pene tieso se ponía contento al contar sus aventuras. Tras una hora y media de charla fuimos a la cama y le dí por todos los lados. Aquellos besos hacía tiempo que no me daba ni yo a ella. Había morbo y pasión en nuestro encuentro. Aquel ...