La reeducación de Areana (19)
Fecha: 08/09/2017,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... hacia abajo. Mientras tanto, Areana, culposamente excitada, se mordía con fuerza el labio inferior casi hasta lastimarse, para evitar los gemidos que pugnaban por salir de su boca. Sin piedad alguna Lucía continuaba masturbándola hasta que de pronto retriró su mano con violencia: -Quedate con las ganas, puta de mierda… -le dijo Lucía evidenciando, una vez más, el odio que sentía por la esclavita y de inmediato le susurró la orden de que sacara de la mochila la carpeta, la abriera y se inclinara un poco simulando leer. Areana lo hizo preguntándose con temor qué haría Lucía. -Abrí la boca que vas a limpiarme el enchastre que me dejaste en los dedos con tu flujo. -Por favor… -suplicó sin poder contenerse ante semejante exigencia en medio de una clase, rodeada de compañeras que, afortunadamente, parecían estar atenta a la exposición de la profesora, quien apoyaba su discurso con dibujos en el pizarrón. -Perdón, señorita Lucía… Perdón… -musitó sabiendo que estaba en riesgo y abriendo la boca para recibir los dedos de Lucía, que lamió y chupó inclinada un poco sobre la carpeta hasta que la chica le desocupó la boca y le espetó un amenazador anuncio en voz baja pero firme: -Con ese estúpido por favor -y al pronunciar ambas palabras remedó burlona el tono angustioso con que habían sido dichas por Areana- te ganaste una paliza. En el recreo largo te vamos a llevar al baño. –y de inmediato se desentendió de la esclavita y de su desesperación. Areana pensaba que si había empezado ...
... Lucía con ella, si así se comportaba el primer día de clases, ¿hasta dónde, hasta qué extremos llegarían sus padecimientos? Naturalmente que no pudo prestar atención alguna a lo que iba ocurriendo en clase. Después de Godínez con su geografía le tocó el turno a una profesora jovencita y algo vacilante a cargo de química y al final de esa hora, el recreo largo. No bien salieron al patio, Areana se vio rodeada por Lucía, Rocío y Guadalupe que a los empujones la llevaron al baño. Una vez allí Lucía dispuso que Rocío, la más corpulenta de las tres, montara guardia en la puerta para que no entrara nadie. -A las que quieran entrar les decís que no se puede porque se está arreglando un asunto privado. -Despreocupate. –fue la convincente respuesta de Rocío mientras Arena temblaba de miedo sujeta de los brazos por Lucía y Guadalupe. El lugar era un recinto de tres metros por cuatro con el piso de baldosas blancas y negras dispuestas como tablero de ajedrez. Sobre uno de los costados había cinco cubículos con inodoro y sobre la pared opuesta un gran lavatorio con cuatro canillas sobre las cuales se alzaba un espejo que abarcaba la totalidad del muro. De pronto, como si se hubieran puesto de acuerdo, Lucía y Guadalupe liberaron a Areana para arrojarla de un empujarla contra la puerta metálica de uno de los cubículos. Quedó dando la espalda a ambas chicas, que le asestaron sendos puñetazos a la altura de los riñones para inmediatamente hacerla girar y propinarle una serie ininterrumpida de ...