Cuarentena (4). El obrero negro
Fecha: 03/06/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Fernando, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
Frente a mi casa hay un edificio en construcción, con una docena de obreros de todos los colores de piel, todos muy masculinos, que miro con placer desde la ventana de mi baño, pajeandome viendo sus torsos desnudos y sus brazos musculosos. Muchos de ellos me harían tan feliz en mi cama !...
Para ir a hacer compras, yo suelo pasar frente a la obra. Un sabado, pasando por la barda de la construcción, un obrero, un hombre negro, joven, desnudo de la cintura hacia arriba, al verme con la borsa colgando, me llamó y me pidió como favor que le comprara unos panes, diciendome que él no podía abandonar la obra, dado que le tocaba el fin de semana de guardia. Me acerqué a la empalizada que rodeaba la obra, y acepté el dinero que me dió para pagar su pan. Me gustó su linda sonrisa, sus dientes perfectos y sus ojillos vivaces y alegres. Pero lo que ma llamó aún más la atención fue su robusto pecho totalmente lampiño, con unos magníficos pectorales. Bajé mi vista más allá de su ombligo para encontrarme con un voluminoso bulto, pantalones vaqueros desgarrados, recortados a la altura del muslo, que describían unas piernas anchas y muy gruesas, en perfecta armonía con lo voluptuoso de su cuerpo.
A mi regreso, cuando le pasé el paquete del pan, me dió las gracias. Le comenté que si necesitaba algo, con mucho gusto podría hacerle el favor. Ví así de cerca sus manos. Qué manos ! cada uno de sus dedos, muy ancho y de perfecta formación tenía una textura de verdadero macho trabajador. Su ...
... pecho, su cara, su sonrisa, sus manos, y, en el esplendor de toda esa visón, su bulto, algo que de inmediato puso en marcha mi imaginación... Como me podría divertir con semejante semental ! Pero como quedarme mas tiempo con él ? Le hablé un poco, preguntándole otra vez sí necesitaba algo, y cortesemente me respondió que aparte de alguna entretención, en realidad no necesitaba nada. Yo no sabía que decir y, un poco nervioso, pero arriesgadao, le dije que si no le importaba podía volver más tarde a hablar otro momento con él. Sonrió y aceptó. Prometí volver a eso de las 8, y quedamos.
Por supuesto, antes de ir a visitarlo me duché, me cambié y perfumé. Rodolfo (era su nombre) me esperaba cerca de la entrada, abrió el candado y me hizo pasar. Le dí como regalo un pack de 6 cervezas frías, y el obrero me dió las gracias con una linda sonrisa de su boca grande. Me explicó que vigilar la obra, aún cuando eso era aburrido, aumentaba su sueldo, y por eso estaba en la lista de los que hacían ese trabajo adicional. Le pregunté : "Y a su esposa no la decepciona de no estar con ella los fines de semana ?" -" Mi esposa ? ... es que soy soltero..."
Me condujo a unos de los pasillos en construcción, donde los trabajadores tenían unas bancas para su descanso y una mesa para su colación.
- "Le provoca una de sus cervezas ?", me preguntó respetuosamente.
- "Puedes tutearme, Rodolfo, somos jovenes los dos. Tengo 20 años... aunque tú algo más viejo...", dijo en plan bromista. El obrero ...