Ayudando a Mamá (2)
Fecha: 29/11/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos
... Cuando me la sacó caí a la realidad. Tenía la calza rota y se me veía toda la concha, apreté las piernas y acomodé la tela intentando tapar lo más posible, pero igual se veía mucho, era un agujero considerable. El pobre Daniel me pidió disculpas pero le dije que no se preocupara, que yo me las arreglaría. Me aseguró que más tarde llevaría todo lo que había comprado a mi casa y le prometí pagarle cuando lo hiciera. - ¿Y qué hiciste después? – le pregunté mientras me masturbaba frente a ella. - Una estupidez. Salí a la calle con el pantalón roto y fui caminando con las piernas bien apretadas, como si me estuviera haciendo pis. Por suerte no veía a nadie en la calle y yo rogaba poder caminar las cuatro cuadras hasta casa sin que nadie me viera. Eso era algo imposible, en este barrio siempre hay alguien dando vueltas. No hice ni una cuadra cuando justo veo salir a Betiana de su casa – Betiana era una chica rellenita de cabello negro que tenía unos 34 años, era bastante bonita, con mis amigos la mirábamos siempre con ganas pero teníamos miedo de que su marido se enterara – ella se quedó como una estatua al verme – continuó mi madre – era más que obvio que se me veía todo, así que le dije “Tuve un pequeño accidente” e intenté sonreírle. Mi madre me contó que Betiana la invitó a pasar a la casa para ayudarla con su problema. Ellas solían tomar mates juntas ocasionalmente así que había cierta confianza. Yo me imaginaba la cara de la gordita al ver a mi madre con toda la conchita al ...
... aire. En ese momento mi mamá flexionó una de sus piernas y eso levantó la pollera, me alegré al ver su conchita pulcramente depilada y con esa franjita de pelitos y me puso más caliente el notar que estaba mojada. - Lo primero que hizo Betiana fue sentarse en una silla y mirar lo rasgada que estaba la tela de la calza, - siguió con su relato - la movía para todos lados intentando buscar la forma de arreglarla. Seguramente notó lo húmeda que estaba, ella decía que podía intentar poner algún alfiler de gancho y sus dedos rozaban involuntariamente mis labios vaginales. Yo ya la estaba mirando con otra cara… - se quedó callada unos segundos y me miró – no sé si contarte esto… me da mucha vergüenza. No sé qué vas a pensar de mí. - Sí mamá, contame – yo no paraba de pajearme y de mirarle la concha – lo cierto es que la noche de la fiesta vi lo que hacías en el baño con esa rubia tan linda – abrió los ojos como platos. - ¿De verdad me viste? Ay me muero de la vergüenza. - Pero no mamá, si estuvo re bueno lo que hiciste, me alegra que hayas decidido probar cosas nuevas. No sé de dónde sacaste a esa rubia, pero estaba re buena. - Si lo hice por eso, sólo por probar, pero no soy lesbiana… fue sólo curiosidad… y me gustó, me pareció excitante. La rubia es una prostituta que contrató mi amiga Zulma ¿te acordás que llegó con ella a la fiesta? Le pagó a la chica para que justamente me dejara probar. Yo quería saber qué se sentía pero no quería la carga moral de tener que dar explicaciones o ...