Mi gusto por los hilos dentales. (Ver y usarlos) Soy hombre
Fecha: 04/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Bisexuales
Autor: rafael2007, Fuente: CuentoRelatos
Soy un chico de 25 años. Todo comenzó cuando todavía era un niño. Resulta que mi madre solía trabajar mucho, por no decir todo el día. Yo vivía con ella y mi hermano, pero muchas veces me queda solo en la casa debido a que él salía hacer deportes y mi madre a trabajar, esa era mi oportunidad para poder buscar entre las prendas de mi madre (no buscaba nada en particular, solo curiosidad). Hasta que un día me conseguí con un hilo dental, en aquel entonces era un niño de tan solo 10 años aproximadamente. Al principio siempre que tenía la oportunidad de quedarme solo en mi casa, buscaba esa prenda interior de mi madre, pero me entró la curiosidad de saber cómo se veía puesta. Aprovechando la oportunidad y lo hice, me baje mi bermuda y ropa interior, me coloque aquella prenda. Para aquel entonces no fue mucha la experiencia debido que estaba apenas experimentado entre el temor de ser descubierto por alguien en mi casa, me sentía raro, pensaba que no era lo correcto, siempre estaba muy asustado cuando lo hacía pero poco a poco fue perdiendo el gusto al pasar de los años. Siempre me ha dado morbo ver a las mujeres los hilos dentales cuando se agachan para tomar algo al suelo y sobresalen del pantalón las tangas que llevan puestas. Estoy muy pendiente de ver a las mujeres el trasero al momento que se agachan o están sentadas. Resulta que ya en mi vida adulta. No fue hace mucho. Comencé a trabajar y me iba muy bien no lo podía negar, era un buen trabajo. En este trabajo tenia ...
... compañeras, en particular una cercana a mí. Lo hacíamos todo juntos, no éramos novios ni nada (yo tengo mi pareja), simplemente éramos muy cercanos, podría decirse una relación de hermanos. En particular en esta empresa, dependía de un personal que vivía retirado de la zona de trabajo. Entre esos empleados estábamos mi amiga y yo. Por esta razón, la empresa decidió ofrecernos la oportunidad de una residencia compartida para que estuviéramos más cerca del trabajo. Para mi fortuna, quede con mi compañera y otro amigo del trabajo. Siempre la convivencia fue muy amena en la residencia, poco a poco fuimos fortaleciendo la confianza que teníamos. Llega al punto de que mi amiga, comienza a utilizar ropa un poco más de casa o mejor dicho, más cómoda. De ahí pude notar, fijándome en ella entre tantas agachadas al suelo para recoger algún objeto o cuando se levantaba del sillón que casi siempre utilizaba hilos dentales. Nuevamente comenzó a entrarme el morbo que pude experimentar de niño. Para mi fortuna cuando nos entregaron la residencia las habitaciones nunca tenían seguro las habitaciones. Se me despertó el instinto mórbido que tengo, de buscar la oportunidad para entrar en su habitación cuando ella ni el otro compañero de residencia estuvieran. Un día que estuve totalmente solo en la residencia. Pude entrar y buscar minuciosamente entre sus pertenencias. 'Eureka!!!' Mi amiga tenía entre sus maletas una gran variedad de hilos dentales. Al principio me dio mucho miedo, tenía que estar ...