Mi primera vez fué en un cumpleaños
Fecha: 04/12/2017,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Mi primera vez Todo comenzó cuando conocí a Cynthia. Ella mide un metro sesenta, pelo negro, ojos celestes casi grises, buenas curvas y piel inmaculadamente blanca. Lo que también es inmaculado es su culo gordo y redondo, que golosamente pide ser llenado cada vez que tenemos sexo. Tanta práctica tiene, que ya no es preciso lubricarle el ano para penetrarla. Ni siquiera saliva. Me cuenta que en el trabajo, cuando va al baño, luego de orinar, se entretiene masturbándose y para ello no precisa tocar su clítoris o su vagina, sino que únicamente se mete dedos u otros objetos en su ano. Así, aparte de disfrutar, lo mantiene siempre dilatado y listo para la acción. Por lo demás, siempre está completamente depilada, algo que a mí me encanta. Volvamos al relato: al poco tiempo de conocerla y luego de haberla cogido varias veces, me contó que tenía amigos gay y si a mí eso me molestaba. Le respondí que no, que estaba todo bien. No me imaginaba que pasados unos meses me propondría participar de una orgía donde conocería a sus amigos. Allí fui, más curioso que otra cosa, y siempre con la idea de que, si no me gustaba, no estaba obligado a ser parte. Sólo saludaría y me retiraría. De más está decir lo fabuloso que fue todo, y cómo, con el tiempo, esta práctica se convirtió en algo normal en nuestras vidas. Aparte mío –yo era el novio oficial-, tenía varios amigos gay y heterosexuales, tanto hombres como mujeres, los que de tanto en tanto venían a saludarnos y a quedarse con nosotros el ...
... fin de semana, armándose orgía tras orgía. Todos los hombres se encontraban fabulosamente dotados, mientras que las mujeres, realmente eran preciosas. Me imagino que no es una casualidad. Con lo puta que es Cynthia, debe haber elegido a sus amistades teniendo en cuenta sus físicos y su afición al sexo. Por ejemplo su mejor amigo Fernando, que es gay, la tiene de 25 cm de largo por 8 cm de gruesa. Hasta ahí, nada fuera de control. Un día, charlando, Cynthia me confesó que una de sus fantasías incumplidas, era la de observarme alguna vez, mientras me penetraban. Yo riéndome, le dije que se conformara con su fantasía, porque nunca le daría el gusto. Ni siquiera un dedo. Hizo un mohín de resignación y agregó "si aprendieras a disfrutar con tu ano, no necesitarías utilizar siquiera la pija. Con eso solo te alcanzaría para tener orgasmos. Imagínate poder tener sexo toda una noche si depender de tu erección" y cambió de tema. Sin embargo esa frase quedó sonando en mi cabeza. Un mes después, Fernando me llamó por teléfono para pedirme consejo sobre qué regalarle de cumpleaños a Cynthia, puesto que se aproximaba su aniversario. Un segundo después, le respondí que yo sabía exactamente qué regalarle y que para ello sería necesario su colaboración y la de otros amigos. Le expliqué mi plan, que a grandes rasgos era el siguiente: él me ayudaría con su experiencia a preparar mi cola, la que iría gradualmente dilatándola, para recibir en ella una vela, y así, en vez de pastel, estaría yo, ...