1. Una ciega chancha y putita (Tercera parte)


    Fecha: 05/12/2017, Categorías: Fetichismo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... supuestamente tenía olor a pis. No era cierto. Su vagina tenía la fragancia de todos sus jugos espasidos hasta por su culo, y mi lengua no podía perderse semejante legado de la naturaleza en celo. Le saqué una pierna del auto como para que permanezca bien abierta, y dejé que mi lengua recorra desde su clítoris ardiendo hasta el agujerito de su culo después de descalzarla. Me encantaba verla con esos zoquetitos azules! Mis dedos obraron con lealtad por su vagina como buscando un tesoro prohibido, donde solo había jugos, temblores, contracciones y una urgente necesidad por acabar. Tampoco la dejé. Solo le acerqué la pija a la entradita de la concha, le subí el pantalón y me hice una paja contra sus tetas luego de acomodarle la remera, hasta ensuciársela por completo. Así de calentita y sucia la llevé a su jungla de hombres sedientos. En el viaje mi cieguita chancha casi que me imploraba que me la coja, y que si ya no había tiempo, ella hablaría con la Beti para explicarle. Estaba re caliente, y como no tenía siquiera la opción de tocarse solita, ya que le até las manos con un cordón de sus zapatillas, no quería ni hablarme. Una noche fui a la madrugada, pensando que tal vez, después de un mal show con mi banda, ella podría calmar mi descontento. La Beti me dijo que estaba dormida. Entonces le propuse entrar igual a su cuarto, despertarla y cogerla así como estuviese. La Beti me aclaró que esa noche, casualmente, dos chicas más dormían en su pieza, y que si yo no tenía ...
    ... reparos con eso, que le pague lo acordado y vaya nomás. Cuando entro, veo a una morocha en bolas durmiendo en un colchón, a la venezolana haciéndole un pete a un camionero, y a mi Ayelén durmiendo en su camita, en calzones y desparramada, como dando a entender que tuvo un día difícil. Decidí acercarme y ponerle la verga en la boca, tocarle las tetas y lamerle uno de sus pezones. Se despertó en ese momento, y dijo; ¡cogeme la boquita mi amor, quiero tu lechita para dormir bien toda la noche! Mi pija reaccionó a su cálida consignay se la ofrecí para que sus dientes, lengua y saliva la rodeen con sus hechizos. ¡cogeme bien la boca pendejo!, dijo con dificultad cuando mi carne le obstruía el sonido de sus palabras, y entonces le agarré la cabeza para bombearle la garganta, oírla esforzarse para no tener arcadas, eructar cuando se la sacaba de golpe y pedirme más cuando le apretaba la nariz. Entretanto abría y cerraba las piernas con insolencia, se pegaba en la vulva y en la cola. En ese rato la venezolana se dejaba hacer el culo paradita con las manos sobre la pared por ese camionero resfriado, ya que no paraba de toser y estornudar, y gemía fastidiando a la morocha que pedía silencio con un malhumor inevitable. Ayelén se apropió de mi semen justo cuando el camionero le acababa en las lolas a la caribeña, y fue por que de tanta saliva que descargó en mis huevos tuve un shock de sensaciones que no supe sostener. Entonces, así como de la galera se me antojó ver a la venezolana entre ...