1. El mensaje que te excita


    Fecha: 09/09/2017, Categorías: Masturbación Autor: mc70, Fuente: CuentoRelatos

    ... los lados de tu pequeño tanga, y tus dedos juguetean con ellos. Tus manos acarician tu sujetador notando como tus pezones se endurecen aún más. Los aprietas entre el encaje que los rodea. Los pellizcas suavemente dejando que tus dedos noten su dureza. Acabas quitándote el sujetador y te quedas con tu minúsculo tanga, y unos pechos enormes que se mueven sensualmente al compás de tu cuerpo. No paras de acariciarlos dulcemente, de pellizcarte los pezones, de rozar con la yema de tus dedos esos duros apéndices que rematan esos pechos tan bellos, que no paran de moverse, de bambolearse ayudado por el movimiento de tu cuerpo. La imagen de la pantalla te tiene cada vez más excitada. Te gusta, te excita el contemplarte así de sensual. Ya solo te quedan las medias, los tacones y tu tanga, pero tus manos hace tiempo que no paran de acariciar tu clítoris por encima del tanga, de pellizcarte los labios que sobresalen por los lados y darles pequeños tironcitos que te están volviendo loca. Tus jadeos cada vez son más fuertes, más sonoros, más excitantes. Colocas una pierna sobre la silla y te dedicas a abrir tu sexo todo lo que puedes. Te clavas la cinta entre tus labios y aún más cuando coges entre tus dedos tu tanga y tiras hacia arriba, moviéndolo suavemente hacia los lados, de manera que la cinta negra acaba arrastrando tus labios de un lado a otro, uniéndolos, dejándolos escapar por un lado, para de nuevo introducirse entre ambos separándolos, para volver a dejarlos escapar por el ...
    ... lado opuesto. Vuelves a tirar hacia arriba, notando cómo acaba queriendo penetrar en tu sexo. Te demoras en este juego un buen rato, sin prisas, jugando con tus labios, con el roce de tu tanga sobre tu clítoris, sobre tu vulva, que palpita de deseo, notando sobre tu sexo los latidos de tu acelerado corazón. Tienes el tanga totalmente empapado de la humedad que estás sintiendo. Te gusta estar así. Ya no tienes ninguna intención de llegar a tu cita, con lo que acabas abandonándote al placer y acabas quitándote el tanga. Sólo tus medias negras, tus ligueros, y tus tacones. Te inclinas sobre el teclado, viendo tus pechos sensuales, y como tus manos están acariciando tu clítoris con movimientos rítmicos, tus pechos reproducen esa cadencia incrementando la sensualidad del momento. Abandonas momentáneamente tu clítoris porque tus dedos están entrando por fin en tu húmedo sexo. Tienes dos dedos lo más profundo que has podido meterlos dentro de ti. Despacio, sin movimientos bruscos. Simplemente has colocado dos dedos en la entrada de tu vagina, y suavemente, has ido empujando sin retroceder hasta que el resto de la mano ha hecho de freno. Han sido increíble las miles sensaciones que has tenido en un momento. Poco a poco los vas retirando, despacio, notando cómo tu sexo vuelve a cerrarse, como si no hubiera estado totalmente entregado a tu propia penetración un instante antes. Sacas los dedos y despacio los llevas a tu boca para sentir tu sublime sabor. Te excita. Sentir el sabor de tu ...