1. Fantasía erótica: El regalo


    Fecha: 10/12/2017, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Alvaro G. Suese, Fuente: CuentoRelatos

    Lo pensó durante varios días, quizás demasiados, sin embargo creyó que debía hacerlo. Algo, no sé qué, lo inclinó a tomar aquella decisión que incluso, en un primer momento, le extrañó a él mismo. Lo que había visto aquella tarde, lejana ya en el tiempo, le llevó al convencimiento de que la sensación de placer absoluto que llegó a embargarla merecía, cuando menos, su gratitud. Ella había gozado, eso era innegable, pero él también y mucho viendo como ella se retorcía de placer, como miraba a aquel hombre, como lo besaba, como lo adoraba. Fue una sensación extraña, morbosa pero placentera. Volvió a buscarlo entre su lista de contactos. Allí estaba, como había estado las otras veces. Comenzaron a charlar recordando la tarde de la sesión. Él le habló, le glosó, los encantos de ella, su forma de entregarse, su forma de besar, su forma de darle placer con su boca lamiendo su pene erecto o simplemente tragándose todo su semen en el instante del orgasmo, su forma de regalarle todo su placer cada vez que él hizo que se corriese una y otra vez hasta quedar extenuada. Sin profundizar mucho en ello le planteó la posibilidad, remota todavía, de volver a tenerla, de que volviese a ser suya por un tiempo construido exclusivamente para gozar, para el placer sin límites. Notó, por sus palabras, que el interés de aquel tipo crecía de manera geométrica. Se dio cuenta que la deseaba, que quería volver a repetir aquella experiencia cargada de morbo, hacerla suya una vez más; que ella gozase con ...
    ... él pero que también gozase él con ella sin paliativos, sin cortapisas, sin barreras. De nuevo aquel hombre le recordó la sesión, los gestos, las palabras dichas en baja voz, el deseo, el placer, los orgasmos. Fue como si de una película se tratase. Primero ella, allí, desnuda, atada, arrodillada, con los ojos vendados, dispuesta para ser usada al antojo de aquel desconocido; luego la aproximación, la humillación, las primeras caricias, las primeras exploraciones a todo su cuerpo. Estaba mojada, empapada, le dijo, deseosa de verlo, de esperarlo, de ser suya. Después aquel castigo vaginal ya sin venda que tanto dolor le provocó pero que le gustó, le encantó. Tras las palabras dichas en baja voz, vino el ritual de desnudarlo, la camisa, los calcetines, de rodillas a sus pies, el pantalón...; al final, tras el slip de color oscuro, aquella verga que emerge, dura, empalmada. Ella la mira con deseo, con ansia, con anhelo de tenerla. Quiere tocarla, acariciarla, darle placer. Lo mira con una expresión lujuriosa, de sumisión, de morbo y comienza lentamente a acariciarla, a tocarla. No hace falta que se lo diga, sobra un leve empujón y aquella verga entra en su boca, la lame, la besa, la mama una y otra vez. Esta gozosa de hacerlo sentir, de ser su esclava, de ser su posesión, su pieza cobrada. Después vienen aquellos besos que hacen contener el aliento. Hay pasión, deseo, ansia, lujuria. Él lo recuerda, estaba ansiosa por él, lo deseaba. Orgasmo tras orgasmo, una y otra vez, gritos, ...
«123»