1. Delito, sexo y venganza


    Fecha: 15/12/2017, Categorías: No Consentido Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Eran las dos de la tarde. Había un sol radiante, un viento solitario por las calles de la ciudad y bastantes gorriones aturdiendo con sus trinos cuando yo caminaba rumbo a casa. Me quedé un tiempo más en el trabajo para terminar unas impresiones a color. Había paro de colectivos, y casi nunca llevaba plata para un taxi por si acaso. Era lunes, y todavía se filtraba por algunas ventanas un delicioso olor a comida. Me dispuse a caminar con más sed que hambre las 25 tediosas cuadras hasta mi casa. Pero al llegar a la plaza, oigo pasos precipitarse detrás de mí. Me apuro un poco, pero no tengo escapatoria. En menos de lo que mi temor tuvo el valor de salir corriendo, una flaca esquelética aunque con mucha fuerza, y un pibe alto, gordito y con una melena rubia me retienen contra la pared de fibra de vidrio de una garita deshabitada. Ahí casi nadie esperaba el micro de noche. Me sacaron el celular, el bolsito, unos caramelos y un fasito que tenía encanutado. El pibe me manoseó diciendo: ¡yo a vos te conozco guacha… vos sos Florencia no?, te acordás de mí?, yo soy el Cuqui, el boludo del primario que estaba enamorado de vos! Te hacías la putita con todos menos conmigo! Pero ahora cagaste gila! La mina me tiraba el pelo y me tapaba la boca con las manos para que no grite, mientras yo forcejeaba para huir. Pero cuando el Cuqui me tocó las tetas en medio de una tranza feroz, la que se me tornaba imposible no corresponder, la mina me cortó un mechón de pelo con una navaja. ¡yo soy ...
    ... Nadia, y más vale que te portes bien chetita, o te borro esa sonrisita de la cara con esto!, dijo histérica la chica, pinchándome el hombro con la punta del cuchillo. ¡así que no le diste el pansito a mi amiga zorra!, y encima sos fasera mami!, dijo mientras prendía mi ex faso y se lo llevaba a la boca. Después ella me tocó las tetas por abajo del corpiño sabiendo que el pibe me tenía de los brazos, y como ella me pisaba los pies no podía impedirlo. Comenzamos a caminar desde que un par de personas pasaron cerca de nosotros. No entendía por qué no me revelaba, aunque no tuviera con qué defenderme. Además los tenía bien pegados, ella adelante y él atrás mío, sin privarse de tocarme el culo o apoyarme. Nadia era muy tetona, y con la remera gastada que traía podía ver lo erecto de sus pezones. Tenía un short agujereado y zapatillas, el pelo desprolijo, la cara demacrada, los ojos rojos de tanto fumar y la voz gangosa. Seguro tenía unos 35, pensé cuando por alguna razón se me escapó decir que me estaba meando. Nadia ni lo dudó. A esa altura ya íbamos por una calle desierta, cuando se dio vuelta y me tiró al suelo de una patada. Me bajó la calza y me sentó en el cordón de la vereda con ayuda del pibe. ¡dale nena, meate toda esa bombachita con puntillitas, cheta de mierda!, dijo impaciente. El Cuqui no me dejó ponerme de pie hasta que no hubiera terminado de mear. Recién entonces ella me arregló la ropa y seguimos caminando. Me sentía rara. De repente en mi pecho ardían unas ganas de ...
«1234...8»