Mi mejor amiga de la oficina (II)
Fecha: 16/12/2017,
Categorías:
BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
En la oficina cuando nos topábamos, charlábamos, y en más de una oportunidad almorzamos juntos. Todos los que nos veían pensaban que éramos sólo amigos. En una oportunidad que me quedé hasta más tarde y ella igual, se metió en mi oficina seductoramente. - ¿Por qué no esperas un poco? Para irnos a un motel, un par de revolcones y relajarnos en el jacuzzi... - le dije. - OK - respondió. Partimos en mi auto a la Reina alta donde hay varios moteles. Antes pasamos a comer algo. Nos tiramos en la cama desnudos, mirando el canal 3, una porno en la que siempre las minas se quejan y gritan como que las estuvieran metiendo en agua hirviendo. Nos quedamos regaloneando, con caricias y tomando champagne. - A ver hasta dónde te metes esta botella... - le dije riendo. - ¿Por adelante o atrás? - contestó. Por el citófono pedí una crema lubricante y comencé acariciándole su vagina, que a esa altura ya me era bien conocida. Proseguí chupándole el clítoris y cuando estaba lubricada, tomé la botella, le apliqué la crema. Comencé a meterla suavemente, avanzaba un poco y la sacaba. Ella gemía y se contorsionaba suavemente, solté la botella y ella prosiguió. Yo, mientras tanto, con los dos dedos índices, seguía suavemente el contorno de sus labios vaginales, sus quejidos fueron aumentando a medida que se la metía mas profundamente. - No puedo más - me dijo. Tome la botella y lentamente fui retirándola, para luego comenzar a lengüetearla, ya que estaba llena de sus fluidos. Ella, mientras tanto, se ...
... había acomodado para chupármela como tan bien sabia. Me tiró de guata y comenzó a morderme los cachetes. Abrió mis piernas y me lamía el culo, se separaba, lo escupía para lubricarlo y seguía. Sentí cómo introducía su lengua por mi apretado hoyito mientras con las manos acariciaba mis bolas. Subió por mi espalda besándola, llegó a mi cuello se acerco a mi oído. - Me dejarías .......... - me preguntó. Vacilé un momento y acepté con un pequeño movimiento de cabeza, ella me lo agradeció con un beso en el cuál me entrego gran cantidad de saliva. Prosiguió pasando su pelo por mi espalda, me tomó los cachetes y los apretó, luego sentí la suavidad de un seno y su duro pezón pasando sobre mi raja, para seguir chupando mi hoyo. Yo, por mi parte, movía rítmicamente las caderas cuando sentía su lengua penetrándome. Se aplicó crema en un dedo y suavemente me lo introdujo. Jamás había experimentado esa sensación, luego trato de meter otro, pero no pudo y además me dolió. Yo me enderecé, la tiré de espaldas y violentamente la penetré. Estaba muy excitado y frente a cada violenta arremetida, ella me mordía el cuello y me arañaba la espalda. Estábamos a mil. Sus quejidos aumentaban en intensidad hasta terminar en un suspiro. Me tiró violentamente de espaldas y se sentó sobre mi verga para comenzar nuevamente. Ella me pellizcaba los pezones, y arañaba mi estómago hasta que tuvo su segundo orgasmo, más ruidoso que el primero. Se salió, tomó la botella, la encremó, y comenzó a chupármela hasta ...