Sofía y David un encuentro casual
Fecha: 17/12/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
El verano terminó y llegó el otoño. Yo volví a mi vida como siempre. El trabajo, los madrugones y la rutina me hicieron olvidar los días vividos con Sofía. Fueron solo dos días con ella, pero tuve una de las mejores experiencias de mi vida. Pero el paso del tiempo hizo que, si no acabé olvidándola, su imagen se borró de mi cabeza, hasta aquel día. Yo iba andando por la calle, con la cabeza en mis cosas, problemas de trabajo, dolor de estómago, cuando me crucé con una mujer alta, hermosa, de ojos marrón claro, parecidos a mi Sofía. Me quedé como embobado mirándola, cuando me di cuenta de que no era ella, solo se le parecía. Me había hecho la ilusión de volver a encontrarnos, pero el destino parecía cruel conmigo. Dos días después, al salir del trabajo, pasó a mi lado una mujer con un traje sastre verde. Al principio no reparé en ello, pero al estar junto a mí, casi pegada, vi que era Sofía. Aunque era la primera vez que la veía vestida con ropa de calle, no tuve duda, era ella. Ni siquiera me miró. ¿Ya está? ¿Eso era todo? ¿Era ese el destino del que hablaba? Mejor haría en olvidarla. Mi jefe me llamó al día siguiente a su despacho. ¡David! Voy jefe. Tienes una reunión informal hoy a las 3 en el hotel HSM con nuestros clientes japoneses. Ya sabes cómo son los japoneses, muy serios pero luego les gusta divertirse al salir de trabajar. Ve allí y termina de cerrar ese contrato. -De acuerdo, allí estaré. La reunión terminó pronto y me despedía ya de los japoneses con sus ...
... reverencias, cuando al girarme vi otra vez a Sofía. Estaba en la recepción del hotel pidiendo ¿su llave? ¡Dios mío! Dos veces en un día habíamos coincidido. No podía ser casualidad. Cogió el ascensor y yo la seguí, pero las puertas se cerraron. Me fijé que se paró en el 5º piso y yo subí en el otro ascensor. Cuando llegué vi un pasillo enorme, lleno de puertas a un lado y a otro. ¿Dónde podría haberse metido? Recorrí varias veces el largo pasillo pero ni rastro. Después de un rato, me fijé que solo una puerta tenía puesto el cartel de no molestar. Las puertas de ese hotel tenían mirilla, así que intenté mirar por ella, cosa por otro lado absurda, era casi imposible ver nada. Ya me iba, cuando una mano tiró de mi hacia dentro de esa habitación. Sofía estaba allí de pie con su traje verde y sus brazos en jarra, mirándome con sus ojazos marrón claro. -¿No tienes nada que decirme guapetón? Me preguntó. -¿Decirte? Le respondí. Pero si te vi esta mañana y me dijiste nada. -Recuerda lo del destino. La primera vez que nos vimos no quise decirte nada, pero después en la recepción te vi con el rabillo del ojo y supe que me encontrarías. -¿Qué tal estas? Le pregunté. -Averígualo tú mismo. Y diciendo esto se bajó la cremallera y se quitó el traje quedando en ropa interior con un bonito conjunto en color blanco. -Uff, se me había olvidado lo buenas que estas. Me lancé hacia ella y la besé apasionadamente. Hacía un mes que no la veía y su boca me supo a gloria. Sofía me deseaba, yo lo notaba. La ...