Mi vecino del primero
Fecha: 22/12/2017,
Categorías:
Hetero
Sexo Oral
Autor: Raposa, Fuente: CuentoRelatos
Hola!! Hoy voy a contaros cómo seduje a un vecino que tenía cuando estudiaba en la universidad. Yo tendría unos 20 años. Aquellos alocados tiempos de fiestas universitarias, polvos rápidos y locuras. Compartía piso con 2 compañeras de la uni, una habitación para cada una y compartido el salón, los dos baños y la cocina. Si ese piso hablara... Era un tercer piso bastante céntrico en una ciudad española. Estaba bastante bien para 3 universitarias y sobre todo porque teníamos un vecino que estaba muy bueno. Era un hombre de unos 30 años, no muy alto pero bastante fornido y fuerte. Era muy tímido, tanto que cuando nos cruzábamos se ponía hasta rojo, y eso a mi me ponía muy cachonda. Cruzábamos miraditas en el portal... Yo le sonreía siempre que me lo encontraba y la verdad es que estaba deseando tirármelo. Nuestro piso era un bajo con un patio bastante majo, teníamos una mesa para comer y un par de tumbonas para tomar el sol, y el suyo era justo el de arriba, así que vi la oportunidad de tirarle el lazo aprovechando esta ventaja. Empecé a controlar sus horarios, él colgaba la ropa en su pequeño balcón, y aprovechaba para mirar a sus vecinas universitarias. Yo entre tanto tomaba el sol y me lucía en su presencia. Hasta que por fin un día él se lanzó (tuvo que notar mi interés en él) y me saludó desde el balcón. Estuvimos hablando un rato y ahí quedó la cosa. Planeé como iba a hacerlo. Mis compañeras probablemente se iban a ir el fin de semana a casa y yo les dije que me iba a ...
... quedar tranquila en el piso, descansando, viendo alguna película y que no me apetecía tan siquiera salir de fiesta. Cuando llegó el viernes, me quedé sola y se me ocurrió una locura. Sabía que él llegaba a eso de las 6:30 de la tarde, así que me di una ducha, me maquille y me puse un conjunto de ropa interior, de esos que quitan el hipo, con sus bragas brasileñas marcando mi culo. Y por encima tan solo una bata muy cortita que dejaba poco a la imaginación, ya que casi casi podían verse mis muslos en todo su esplendor. Cuando oí que el vecino salía al balcón, serían las 8:30. Me hice la encontradiza y salí a la terraza. Él se quedó paralizado al verme y yo le saludé. — Hola vecino! — Hola. ¿No te vas el fin de semana? Pensé que no habría nadie en tu casa. — La verdad es que no, estoy muy perezosa y me apetecía quedarme en casa, pediré algo de comida y veré alguna peli. ¿Y tú vas a salir? — No tenía intención. Mi plan es similar al tuyo. — ¿Y por qué no bajas y lo hacemos juntos? Te dejo elegir la cena si me dejas elegir la película. –Vale! Me ducho y bajo. Yo ya estaba cachondísima, solo de pensar que el buenorro del vecino iba a bajar a mi casa estando sola. Era consciente de que no iba a terminar de ver la película. Tardó como una media hora que se me hizo eterna y sonó el timbre. Nos saludamos, él se puso un poco rojo y le enseñé la casa. Decidió pedir comida japonesa, que a mi me encanta y comenzamos una conversación que podía ser la de dos amigos cualquiera. Pero yo notaba ...