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Mas allá de la Arena
Fecha: 11/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Era un caluroso día del mes de Febrero. Anabella había salido conmigo por espacio de seis meses. Si bien nos divertíamos mucho yendo a bailar, a caminar por las calles de Bs. As. y sus shopings, nuestra amistad no iba mas allá de un lánguido beso de despedida, o de saludo. Quiso la casualidad, que ese verano coincidiéramos las dos familias, el veraneo en Villa Gesell. Por supuesto quedamos en vernos allá. Nos encontrábamos en la playa, y salíamos a pasear por las noches, tomábamos algún trago y luego la acompañaba hasta su hotel. Una noche de mucho calor, eran como las dos de la mañana, le propuse caminar por la playa, cosa que aceptó gustosa. Anabella lucía un short muy corto que dejaba al aire unos muslos deliciosos, completaba su atuendo con una remera corta, que dejaba entrever sus pezones, ya que no llevaba sostén. Caminamos por la costa, lo suficiente para alejarnos de la vista de los circunstanciales paseantes. Luego la tomé de la mano y dirigí mis pasos hacia un médano cercano, donde le hice una zancadilla, cayendo sobre ella, y aproximando mi boca a la suya cuyos labios húmedos y carnosos devoré. Fui correspondido. Los besos pasaron de la boca a su cuello, sus orejas. Mis manos comenzaron un camino ascendente desde su cintura. Ella aceptaba mis caricias y mis besos. Mi mano se posó en uno de sus senos, y luego en el otro. Anabella jadeaba y suspiraba. En un momento pareció volver a la realidad y quiso ...
... separarse, pero no la dejé, apreté mas mi boca a la suya. Mi lengua trazaba círculos con la suya. Anabella me susurró que no era virgen, pero que si tenía alguna protección, a lo que asentí. Su remera voló lo mismo que la mia, luego fue el short y por último su tanga diminuta. Fui bajando con mi boca por su vientre hasta encontrar su raja. Chupé con fruición su clítoris encendido y erecto, hasta que comenzó a agitarse. Me calmé, ahora era ella quien bajaba mi short y tomaba mi pene entre sus manos, lo masajeaba y lo llevaba a su boca. Umm que delicia su boca. Chupó y chupó hasta que la separé porque noté que iba a correrme en cualquier momento. Aprovechando que estaba de espaldas, saqué rápidamente un preservativo que llevaba en el bolsillo del short, y me lo coloqué. La tomé en mis brazos e hice que se metiera toda mi herramienta en su concha mojada. Suspiró y comenzó a moverse lentamente sobre mi vientre. Luego de unas cuantas subidas y bajadas, la voltee de costado y la penetré por detrás. La respiración de Anabella indicaba su inminente orgasmo, acaricié su clítoris erecto varias veces mientras acababa, y en ese preciso instante me sobrevino una eyaculación imparable, mis contracciones se mezclaban con las del orgasmo de Anabella. Abandoné su deliciosa cavidad, para voltearla de frente a mi, donde nos dimos un beso interminable. De ahora en mas Anabella sería mi amante por el resto de aquel delicioso verano.
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