Reconciliacion de un cornudo y su novia en su fies
Fecha: 06/01/2018,
Categorías:
Fetichismo
Voyerismo
Tabú
Autor: parejafartun, Fuente: xHamster
... de mi portero. Asentí con la cabeza, en silencio. Pero Manuel apretó más fuerte.—¡Sí, sí! —grité—. ¡Entiendo!Los jadeos de mi Male ya eran gemidos claros y fuertes. Un murmullo masculino se escuchó, y luego unas risas. Y entre gemidos y murmullo, el flap flap del bombeo sobre las nalgas de mi Male me mortificó hasta el alma.—¡¡Ahhhh…!! ¡Ahhhh…! —Era ella—. ¡¡Ahhhhhhhhh…!! —seguía recibiendo verga, mi novia.—¡Te acabo, hija de puta! —se escuchó fuerte y claro—. Te lleno la conchita ésta de leche, bebé…Miré a los ojos a Manuel, en una súplica, Malena gritó desencajada:—¡¡Síííííi…! ¡Echámela! ¡¡Echámela toda, hijo de puta!Y el tipo, no sé quién sería, flap flap flap con todo, con violencia, unas diez veces más… y el gorgoteo bestial:—¡¡¡Oooohhhhhhhhh… ssssíííí…!! —¡Malditos pijudos, le estaban acabando!— ¡Tomá, puta! ¡¡Tomá tomá tomá!!—¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhh…!!! —mi novia.—¡¡¡Ohhhhh sííííí, putón, síiii…!!!—¡No pares, hijo de puta! ¡Seguí, no pares!Lo miré a Manuel, que había aflojado la mano pero me sostenía por el hombro, como controlándome.—Andá a la cocina a hacer lo tuyo, cuerno… —me dijo ya sin eufemismos.Atrás seguía el concierto de mi novia gimiendo con cada pijazo que le enterraban hasta la garganta.—No me diga cuerno, Manuel…—Andá, terminá de lavar todo… que a tu novia le faltan cinco más…Me fui hacia la cocina hecho una piltrafa humana, con los últimos estertores del macho acabándole a mi novia, y los gritos y gemidos de ella pidiendo más pija.Estuve lavando y volviendo ...
... a lavar todo durante dos horas. Cada tanto me asomaba para ver si me seguían cogiendo a mi Male. Los ruidos eran cada vez más a****les, y en ese momento hasta tuve miedo de que vinieran los vecinos a quejarse por el escándalo. Dos horas así, sin saber muy bien qué hacer, tomándome cada tanto el hombro magullado por mi portero. Hasta que en un momento me armé de valor, me pregunté que qué era, si un hombre o un cornudo cagón, y entonces largué todo y volví al living. Esta vez no me iban a detener, al fin y al cabo esa iba a ser mi casa, y Male era mi mujer.Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando los seis tipos que encontré no eran los que había visto dos horas antes. Eran los otros seis, los que no estaban. Y nuevamente, ni rastros de mi novia. Un detalle, sin embargo, me pegó como una trompada en el estómago. Los seis estaban desnudos y con las vergas brillosas y chorreantes de un líquido espeso.—¿Dónde está mi novia? —pregunté, y sin esperar respuesta fui corriendo a la habitación.No hizo falta golpear la puerta ni proferir gritos. Me di cuenta que me la estaban garchando incluso antes de llegar, los jadeos de Malena me los conocía de memoria, pero nunca los había escuchado tan cargados de sexualidad.Entré y la imagen me cacheteó en medio de mi orgullo. Imaginen una habitación no muy grande, con una mujer hermosa y seis hombres. No cabían y, sin embargo, allí estaban.La habitación que hasta hace dos meses era nuestro nidito de amor, parecía un autobús en hora pico. Un autobús ...