1. La pertenencia (12): La varilla


    Fecha: 11/01/2018, Categorías: Dominación BDSM Autor: ibarra.heber, Fuente: CuentoRelatos

    En ese almuerzo de despedida le dije. "Cuando vuelva vas a tener tres varillas para que elija. Varillas de como un metro de largo, de la rama de algún árbol. Flexibles, no seca que se rompa fácil, tampoco tan verde que no conserve su forma. Sácalas de donde haya árboles o arbustos, con luz de día, en lugares que no sean solitarios." Como todas mis afirmaciones tomó nota cuidadosamente en su memoria. En cada regreso la veía mejor. Más segura, con más desplante. Siempre se había vestido bien, ahora se estaba vistiendo mejor, cosas de mejor calidad, que le quedaban mejor. "Me siento orgulloso de ti." Le dije al salir de la confitería y le di un besito en la mejilla. Paternal y sugerente. "Gracias." "Cada día más." "¡Gracias!" Daba saltitos de alegría. "¡Qué bueno! Me siento tan bien de hacerte sentir así." En el cuarto la estaba esperando cuando llegó del trabajo. Las tres varillas las había dejado a la vista. Tenía una en la mano. Cuando cerró la puerta le pase la punta de la varilla por la cara. La movía siguiéndola. "Desnúdate de la cintura para arriba." Sus pechos eran medianos y bastante firmes. "¿De quién son estas tetitas?" Ahora le pasaba la varilla por sus senos, tocando sus pezones. Estaban muy duros. "Son tuyas." No me decía papi a menos que yo empezara. "Entonces como son mías puedo hacer lo que yo quiera con ellas, ¿no?" Le daba suaves golpecitos por arriba. "Sí, son tuyas, hazles lo que quieras. Por favor, úsalas como a ti te guste." Levanté la varilla a la ...
    ... altura de sus ojos. Abrió la boca y la miró con deseo. "No vas a meter ruido puta de mierda." Rápidamente la subí por sobre la altura su cabeza y la deje caer con un golpe seco sobre sus senos, en la parte superior, sin tocar los pezones. Su cuerpo se tensó con una mueca del esfuerzo por contener un grito. Su boca la mantenía abierta. Le di unos cuantos más. Me agaché para lamerle las marcas. "¿Quién es la putita más caliente de papi." "Ay papi, yo soy tu puta, tu puta caliente papi. Soy demasiado puta, tienes que castigarme." Fui a la mesa y llene un vaso con agua de la jarra. Se la tiré en la cara. "¿Cómo que tengo que castigarte perra?" "Perdón, perdón, perdóname por favor. Como pude decir tamaña barbaridad. Por favor castígame." "Si le pegó a estas tetitas es porque son mías y porque me gusta hacerlo. Tú no te has ganado ningún castigo. No tengo ninguna necesidad de castigarte. Me gusta jugar contigo." "Sí, disculpa por favor, perdóname." Ahora si lloraba, no antes por el varillazo, si por el temor de haberme fallado. Con unos cuantos varillazos más en su piel fría por el agua le expresé mi perdón. "Ay gracias, gracias. Eres tan bueno. Tienes tanta paciencia conmigo. Digo tantas macanas y tú siempre me perdonas." Se mantenía de pie en posición firme. Sus senos mostraban ahora las marcas finas de la varilla. "Termina de desnudarte ahora." Tenía la respiración muy agitada, jadeaba. Cuando se volvió a erguir, ya desnuda, le mojé de nuevo, está vez por atrás. Era tanto mejor así, ...
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