Siempre me calentaron los viejos (8)
Fecha: 11/01/2018,
Categorías:
Gays
Dominación
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... degustación cuando don Benito me gritó, imperativo: -¡Ven aquí, niño! ¡rápido! -Sí… sí, don Benito… Voy… -dije y me desplacé hacia él viendo, mientras terminaba de tragar el semen del señor Antonio, cómo su verga se iba alzando y endureciendo aun antes de que yo la tocara… Cuando llegué a destino lo primero que hice mientras sostenía la verga apuntando hacia arriba con mi mano derecha fue darle una buena lamida a los huevos, cosa que cada vez me gusta más… Don Benito jadeaba alentándome: -Bien, Jorgito, bien… así… ¡asíiiiiii!... Y yo seguí durante un ratito, estimulado por ese elogio, hasta que por fin me metí la verga en la boca y me apliqué a mamarla… Al parecer el viejo estaba muy caliente, porque poco tardó en acabar y llenarme la boca de semen… Y la historia se repitió, porque antes de que terminara de tragar esa sabrosa sustancia fui llamado por don Ernesto y hacia él me dirigí en cuatro patas, como el perro que soy, arrastrando por el piso la correo de mi collar… -Vi que a don Benito le lamiste los huevos… Haceme lo mismo, putito, ¡vamos!... -Lo que usted quiera, donde Ernesto… contesté desde lo más hondo de mi ser sumiso, y comencé a lamer mientras él mismo se sostenía la verga apuntando al cielo… Es hermoso sentir cómo los huevos van perdiendo su rugosidad y se van hinchando al contacto con mi lengua perruna… Por fin, cuando yo ya estaba teniendo muchas ganas de mamar esa verga bien erecta, don Ernesto me ordenó hacerlo… ¡Qué placer!... Es de los tres el que más ...
... larga la tiene y a mí me gusta sentirla en la garganta y que me provoque arcadas antes de retirarla un poquito y empezar a chuparla… Tampoco él demoró mucho en correrse entre gemidos y jadeos y entonces me lanzó tres chorros de semen y cuando la sacó vi que quedaban restos en la punta del glande… Retuve la lechita en la boca, sin tragarla, y me puse a lamer esos pequeños restos antes de tragar todo… Los tres viejos estaban sentados en el piso, reponiendo fuerzas y yo sentí ganas de imitarlos, pero sé que no debo hacer nada que no me sea ordenado o permitido, así que seguí en cuatro patas mientras los oìa hablar: -Este nene es impagable… -dijo don Ernesto y fue apoyado por el señor Antonio: -Ya lo creo, mi amigo… Le confieso que me he cogido a dos chicos antes, pero ninguno como éste, por lindo y buen mamón… -Coño, si no termino de agradecer habérmelo encontrado… -agregó don Benito y así siguieron elogiándome hasta que por fin don Ernesto me ordenó que me acercara y me pusiera a trabajar en su verga para ponérsela otra vez en forma: -Sí, mucamita, y después a trabajar con nosotros… -agregó don Benito. –Todavía resta darte por el culo… -Sí, sí don Benito… -acepté temblando de calentura ante semejante promesa… -Eso quieres, ¿eh, Jorgito?... –dijo don Benito entre risitas burlonas… -Sí, don Benito… -admití sonrojado… -Decilo, nene… -intervino el señor Antonio… Y lo dije: -Sí… Quiero que… que me usen por el culo… Los tres estallaron en carcajadas y después me urgieron a trabajar con ...