La licenciatura
Fecha: 13/01/2018,
Categorías:
Grandes Series,
BDSM
Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos
... estaba sudoroso y caliente. Me metí en el baño y me masturbé. Al volver a la cama volvió a hablarme. - La próxima vez que lo hagas te duchas después. Al día siguiente tuve que volver a zarandearla para hacerla despertar. Cuando seguíamos ruta me acerqué a ella. Asegurándome que nadie nos oía balbuceé una disculpa. - No te fíes de los sueños, me contestó. La siguiente parada fue Insbruck. Allí también aterricé a las 4 de la madrugada beoda de grappa como una cuba tras una tarde-noche en una de esas tabernas de largas mesas y cantos corales. Fuera hacía fresco pero la habitación estaba cálida y acogedora. Me fumé mi Salem mientras miraba a Hilde desnuda en su cama, durmiendo plácidamente. Yo estaba a sus espaldas y veía retazos de su largo vello púbico asomar entre sus glúteos. Animada por el alcohol me subí la zamarreta y metí los dedos bajo las braguitas tocando mi coñito pues me estaba calentando. Terminé el cigarro y decidí no continuar. Me quité la camiseta y me dejé caer en la cama solo con las bragas y me dormí casi al instante. De nuevo me pareció que apenas habían pasado unos minutos y que alguien me besaba la columna vertebral. Volví la cabeza de golpe. Allí en su cama estaba Hilde inmóvil, durmiendo. De nuevo mis braguitas habían desaparecido del sitio. Me levanté, y aunque estaba bastante alterada solo hice pis y me volví a dormir. Las siguientes noches se repitió la extraña historia, con el añadido de que vi el reloj en una de ellas y, aunque me costaba creerlo, ...
... habían transcurrido casi tres horas desde que me había dejado vencer por el sueño. No volví a masturbarme ni una sola vez a excepción de la penúltima noche en Génova. En la discoteca me dio por un pavo de pelo largo y aspecto lánguido. Bailamos y me puso a cien. Entramos en el lavabo de las tías y nos metimos en una cabina. Por lo visto en Italia es lo normal. Me la quería meter pero me negué. El chico se comportó y me comió el coño. En justa correspondencia por el buen trabajo realizado le di una mamada que me salpicó el suéter de esperma. Me llevó en su precioso Alfa Spyder al hotel. Incluso tuvo el detallazo de venir a despedirse al día siguiente con una camiseta de seda de Armani de regalo. Bueno, pues a lo que vamos: llegué a la habitación e Hilde no estaba. Después del cigarrito y de acostarme, esta vez totalmente desnuda pues hacía un bochorno que hizo saltar todas mis timideces, lo de siempre: me dormí y desperté, casi instantáneamente, o, al menos así me pareció, al notar una lengua hurgar en mi culo. Estaba bañada en sudor, tórrida como una burra. De nuevo busqué al autor o autora, y vi a Hilde, sentada en la terraza a 5 metros de mí, desnuda, fumando un cigarro y mirándome. Desde luego ella no podía ser de ninguna manera. Me levanté y me metí en el baño e hice correr el agua tibia de la ducha por mi cuerpo mientras mi dedito aliviaba mis ardores. Ya tranquila y relajada volví al lecho. Hilde seguía allí, fumando, observándome. - Buenas noches, dije. - Buenas noches, ...