1. Irene y Esther: atrapadas en el ascensor


    Fecha: 16/01/2018, Categorías: Anal Sexo en Grupo Autor: erossade, Fuente: xHamster

    ... dura. Pero no tardó en ponerse como una piedra, ya que la lengua de Esther sabía cómo sacarle todo el jugo a una buena polla, y aquella lo era.A Irene se la comenzaron a follar mientras todavía tenía las piernas medio cerradas. Pero en cuanto sintió aquella verga dura entrar en su coño, y viendo cómo su amiga disfrutaba como una perra, decidió dejarse llevar. Y abrió sus piernas. El tío que tenía delante se dio cuenta y se sacó su cipote del pantalón. Una polla gorda, no muy larga pero muy ancha. E Irene no pudo evitar lanzarse a comérsela. De repente el alcohol había dejado paso a un hambre insaciable de polla.Esther ya estaba en el suelo, montada encima de la polla del tío que antes tenía detrás, saltando sobre ella como si cabalgase un jamelgo, y alternando su boca entre los miembros de dos tíos distintos, uno en cada una de sus manos. Ni siquiera se había parado a mirarles las caras, todo lo que quería saber de ellos era lo gordos que eran sus rabos.Irene sólo estaba con dos, pero por el rabillo del ojo pudo ver cómo otros tres hombres esperaban en un rincón con su polla fuera. Decidió no pensar en ellos de momento y concentrarse en lo que tenía entre manos… y entre las piernas. Chupaba aquella polla gorda con pasión sintiendo cómo llenaba su boca en cada embestida.Esther ya tenía a los dos hombres a punto de caramelo, y viendo que estaban a punto de terminar y todavía había algunos que no habían catado hembra, soltó aquellas pollas de sus manos y con gesto picarón ...
    ... llamó a los que esperaban. Los tres se acercaron y no hubo más indicaciones que dar, todos sabían que había llegado la hora de cambiar de turno. Y de nuevo, dos pollas en sus manos y una sobre la que saltar.Irene, por otro lado, seguía con los dos del principio. Pero algo iba a cambiar: el que tenía detrás decidió cambiar de agujero y de repente la polla que estaba en su coñito se abrió paso sin piedad por su estrecho culito. Irene no pudo hacer otra cosa que gemir, mitad de dolor y mitad de placer. Pero ese gemido dio a entender al hombre de la polla gorda que uno de los agujeros había quedado libre. Y agarrándola por debajo de las rodillas, la levantó en volandas e introdujo aquella gorda monstruosidad en su vagina. Irene sintió sus dos agujeros a punto de reventar, repletos de carne, y gritó como si la estuviesen partiendo en dos.Aquel grito puso a Esther sobre aviso y más cachonda de lo que ya estaba. Sacó de su coño la polla sobre la que saltaba y la condujo hacia su culo. Y se dejó caer sobre ella, clavándosela hasta el fondo y sintiéndose empalada como nunca lo había estado. Y con su coño libre ya no necesitaba andar alternando con su boca entre polla y polla. Pronto uno de los hombres se puso sobre ella y le llenó la vagina de verga, y el tercero no tardó en meter la suya en la boca de Esther, el único agujero que le quedaba libre.Irene ya no podía más, tenía su coño y su culo a punto de reventar y el flujo que antes le caía piernas abajo, ahora caía directamente en un ...