Chantaje o placer VI
Fecha: 16/01/2018,
Categorías:
Dominación
Incesto
Autor: sireleo, Fuente: CuentoRelatos
... espalda de la leche de su Señor, cosa que Yolanda empezó a hacer con mucho gusto; cuando acabó, yo le dije que se morrease con su cuñada y que ambas saborearan mi corrida, cosa que ambas hicieron. Cuando terminaron, me tumbé en la cama junto a Ana, y a Yolanda la mandé al suelo, pues ése era su lugar. Ana aún seguía con las bragas puestas y, claro, estaban ya que se podía sacar dos vasos de jugo de su coño estrujándolas, le dije que se las quitase, y una vez las tuve en la mano se las tiré a Yolanda, ordenándole que las chupara y lamiera, y se bebiera los jugos de su Ama. La verdad es que ver a Yolanda era todo un placer, pues estaba aún con pegotes de mi corrida de la noche, el pelo revuelto, las medias medio rotas, olía a semen y meados míos, y ahora chupando las bragas de Ana, y se le veía disfrutar y ser feliz. Mientras descansamos le conté a Ana todo lo que había acontecido en su ausencia, y por sus gestos se veía que algunas cosas no le gustaban, más por celos que por otra cosa, y en un tramo de la conversación, me reprochó algo, a lo que le respondí con un bofetón, y le advertí que la puerta estaba abierta y no estaba obligada a estar allí, que las normas las marcaba yo y que eso es lo que había, ella sólo agachó la cabeza y me pidió perdón, y me dijo que, en estos tres o cuatro días, había sido más feliz que nunca y había disfrutado de su cuerpo como jamás lo había hecho, y que sentía celos de las que habían podido quedarse a mi lado. Sin más la miré a la cara y le ...
... dije que el perdón tendría que ganárselo, y que para empezar cogiese a su cuñada y la llevase al baño y la aseara, y la pusiera en condiciones, para irnos a tomar algo. Una vez que Yolanda y Ana se habían aseado, le dije a Ana que le prestase algo de ropa de la que ella traía en su maleta, pues la de Yolanda no estaba para volver a usarla, pero le dije que las bragas fuesen las que ella traía puestas, que, la verdad, estaban aún chorreando entre los jugos de Ana y la saliva de Yolanda, de cuando se las di para que las saboreara. Y mientras ellas se vestían yo me metí en la bañera para asearme y relajarme un rato. Cuando salí de la bañera y me fui a mi cuarto a vestirme, ya estaban las dos preparadas, Ana con la misma ropa que había venido, pero con ropa interior limpia y Yolanda, con una falda por encima de las rodillas estrecha, y un jersey, que le quedaba muy bien y que hacía que se le notasen los pezones, pues la zorra los tenía aún de punta, exageradamente de punta, y unas medias de rejilla beige. Me vestí yo y nos fuimos los tres a tomar algo. Ana tenía que irse a casa porque por la tarde participaba con la hermandad, así que nos montamos en mi coche y yo, para humillar aún más a Ana, me fui para el bar de su exnovio, pero sin decirle nada, ya que ella pensaba que íbamos directos a su casa, por el camino que cogí, pero al ver dónde estaba aparcando su cara se descompuso, sólo me miró un momento, sabía que estaba pagando su descaro de antes, así que fuimos a tomar algo. ...