Julio
Fecha: 18/01/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... pintoresco que conozco, el tipo tiene el quiosco de debajo de casa, lleva vendiéndome los mismos periódicos desde que tengo veinticinco años, antes eran las revistas porno, mucho antes los fascículos de Cousteau y los tebeos de Mortadelo y Filemón y los cromos de fútbol, la verdad que me conoce de toda la vida, y es como un padre para mi. Por eso, él me trata con toda confianza y yo también. ¡Maldita sea! ¡Ya he vuelto a perder el puñetero metro! Son cinco malditos minutos los que tengo que esperar, pero claro, cinco minutos tarde se notan muchísimo a la hora de entrar en el trabajo. Sobre todo porque me voy a perder una de las escenas más sugerentes de toda la semana: Beatriz entrando en la sala de reuniones. Todos los viernes hay reunión de zona, y claro, cuando llega ella... ¡qué les voy a contar, esperen un rato y verán.! Buenos días Don Julio Buenos días Ramón - este tío es de los buenos, todas las mañanas me cuenta los cotilleos de la guardia nocturna. - ¿Algo nuevo? Sí, pero se lo cuento más tarde... ¿vale? De acuerdo, hasta luego. Aquí llega el ascensor. ¿Planta? Veintisiete. Siguiendo las normativas de seguridad de esta compañía, le ruego vamos a realizar una lectura de iris, por favor, acerce sus ojos a la pantalla que se enciende a su derecha. - Todas las mañanas el mismo rollo. Lectura de iris confirmada, buenos días Don Julio. Por favor, relajase para una mejor ascensión. Entonces empieza el circo, el ascensor empieza su ascensión a una velocidad vertiginosa, y ...
... justo en el momento que crees que vas a vomitar todo el desayuno, y este se estrellará por todo el habitáculo, ¡Zas! Frenazo. Planta veintisiete. Ingeniería bio-molecular. Bienvenido. ¡Mierda, coño! Todas las mañanas igual, que asco. Hombre Julio, si te das prisa llegarás a la reunión antes que Beatriz. ¿No jodas? - Ahí voy, a todo lo que dan mis piernas después de la experiencia del puñetero ascensor. SALA DE JUNTAS Rezaba el cartel, efectivamente, de muy juntas, porque no cabíamos más, estábamos como alfileres. Buenos días a todos Coño Julio, buenos días, ¿has descansado bien? A ti te lo voy a contar, Mario, déjame en paz hombre, que no tengo el coño para ruidos. Vale, hombre, vale, y perdona ¿eh? Que sí, que sí. Mario es el típico listo-moderno-enrollado de la oficina, tiene todo lo último de todo lo que uno pueda comprar en cualquier tienda del mundo. Hace poco me vino con un cartucho, me lo dio a escondidas, lo probé y... se lo tuve que devolver, este tío esta mal de la cabeza, era un programa para desarrollar el pene, efectivamente funcionaba, pero tampoco era plan de tener luego que buscar nuevo vestuario, a ver donde metía yo la tercera pierna, ¿no te digo? Ahora se abría la puerta y... sí..., es ella, ahí está, Dios mío, es perfecta, morena, media melena, pelo ondulado, ojos como la miel, nariz respingona, pero con personalidad, boca jugosa, orejas pequeñas y pegadas a la cabeza, esas dos perlas de pendientes, la camisa blanca medio abierta, enseñando el canalillo, ...