1. Lazos de familia


    Fecha: 22/01/2018, Categorías: Incesto Fantasías Eróticas Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    ... Lorena en mi mejilla y fui a su encuentro. Recuerdo que practicábamos besos antes de tener novio, pero esto era diferente nuestras lenguas se encontraban y compartíamos el sabor de nuestros papás. —Mira que peña tan chiquita tiene tu nena! —La de tu hija está muy apretadita! —¿De a perro a estas perras? —Nos vamos directo al infierno. Nos voltearon al mismo tiempo y recargadas en el respaldo del sillón recibíamos verga sin parar. Cuando volví la cara note que mi papá me miraba fijamente. Eso me excito y tuve mi primer orgasmo en la vida. —haaaa! Siii! Siiii! Asiii! —¡Se está corriendo tu pequeña puta cabron! ¡Mira sus ojos en blanco! —¿Si? Veamos si tú hija resiste que le rompa el culo! —¡HAAAAAAAAGHH! -el grito ahogado fue de Lorena que sintió como su año era invadido por sorpresa y comenzó una serie de gemidos parecidos a un exorcismo. —haaaaaaaay! Hhhaaaggh! Medueleeee! Haaaay! Pensé que exageraba pero cuando sentí aquel dolor supe que no. —¡PUUUTAAAAMADREEE! Haaaaaay! Haaaaay! —Creo que me vengo cabron! —Yo también estoy a tope! Sentí la leche entrar en mis entrañas. Un gran chorro caliente en mi ano. Cuando saco su verga me pensaba mi cola, y escurría leche por mis piernas. Papá levantó a Lorena y la puso de cabeza. Su verga entraba hasta la garganta y poco ...
    ... a poco su semen se asomaba por la comisura de sus labios. —Maldito tramposo -le gritó mientras chocaban las palmas en el aire. —Creo que gane -le dijo papá con una sonrisa de oreja a oreja. Lorena seguía chupando sin parar. Pero yo ya estaba avergonzada y me olía la quijada y el culo. Así que me fui a mi habitación. Unos minutos después llegó Lorena, todavía con semen en los labios y en el mentón. Me tumbo en la cama y comenzó a chuparme el coño. —Nos van a escuchar. —Nos acaban de joder como putas. ¿Crees que les importa? Siguió por un rato y luego nos besamos hasta quedarnos dormidas. Al día siguiente, cuando salimos a desayunar. Nuestros padres estaban en plan serio sentados en el sillón donde para noche no hicieron sus perras. —Niñas, siéntense. -comenzó papá. —Aunque ya son mayores de edad, lo de anoche es inaceptable. Estábamos borrachos. —Si, muy borrachos. —Esto no se puede repetir. ¿Quedó claro? —Y lo más importante. No se lo digan a sus madres. Aceptamos haciéndonos las víctimas, incluso cuando nuestras madres volvieron. Ellos nos premiaban con ropa y dinero por nuestro silencio. Y la culpa que cargaban. Al menos eso pensaba. Un día volvía del cine y al entrar a casa vi a Lorena besando a mi madre. Pero que mierda de zorra… Pero, esa es otra historia. 
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