Cita de trabajo
Fecha: 14/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Pepillo, Fuente: CuentoRelatos
Daniela está deliciosa de pies a cabeza. Cabello oscuro, piel blanca, cara de facciones finas, como muñeca de porcelana, piernas torneadas acentuadas con un culo redondo y paradito y sus tetas son medianas pero suculentas que sin importar el escote, invitan a comérselas y desde que la conocí había querido dármela. Un día me invitó a su casa porque quería hablarme de un trabajo. Se me hizo agua la boca en cuanto abrió la puerta. Llevaba puestos unos pantalones pegados que resaltaban sus piernas y su culo y una blusa negra sin mangas lo suficientemente escotada para dejar ver un poco de sus tetas. Empezó a contarme del trabajo y no podía dejar de ver sus suculentos senos aunque trataba de disimular, creo que lo notó. Toda ella me parecía perfecta. Se levantó y fue hacia un mueble donde tenía los documentos del trabajo y me quedé mirando su culo sin darme cuenta de que ella lo había notado y me estaba viendo. “¿Te gustan?”, me preguntó. Me sobresalté y mi mirada se cruzó con la suya aunque no sabía si lo decía en serio o si lo hacía para confundirme. No supe qué responder y comenzó a acercarse a mí. “Te pregunto en serio, ¿te gustan?”, me dijo volteándose y poniendo sus nalgas muy cerca de mi cara mirándome por encima del hombro. “Me encantan, las tienes bien ricas”. Dejó los papeles en el sillón y se sentó sobre mí dejando sus tetas al nivel de mi cara. Empezó a mover la cadera y mi miembro comenzó a ponerse erecto, puse mis manos en sus piernas y empecé a subirlas lentamente. ...
... Ella las tomó con fuerza y las llevó a sus nalgas y acercó sus labios a los míos rosándolos. “Que se vea que te gustan”, me dijo mirándome a los ojos. Las apreté con fuerza y la jalé hacia mí para besarla. Nuestros labios se encontraron en un beso lento pero lujurioso. Deslicé una mano por debajo de su blusa y subí acariciando su espalda y con la otra seguí apretando su culo. “Quítate la ropa”, le dije.Me miró a los ojos, me sonrío, se levantó y se quitó la blusa y el brassiere liberando sus ricas tetas, me dio la espalda y lentamente bajó su pantalón dejando al descubierto su bóxer cachetero de encaje negro y sus perfectas nalgas se podían ver. La tomé por las caderas y empecé a bajarlo, tomé sus nalgas en mis manos, las apreté fuerte, y les di un pequeño mordisco, a lo que ella respondió apretando mi cabeza contra ellas. Se volteó hacia mí y comenzó a bajar mi pantalón mi miembro estaba erecto. Se sentó sobre mí apretando sus nalgas contra él y empezó a moverse lentamente hacia adelante y hacia atrás la cadera haciendo que su delicioso culo frotara mi pene mientras tomaba mis manos y las subía a sus tetas para que acariciara sus pezones. “Quiero que me lo chupes”, le ordené mientras pellizcaba los pezones. Se hincó frente a mí y empezó a jalarlo lentamente, lo acercó a su cara y lo frotó lentamente contra ella y poco a poco lo lamió desde la base hasta la punta y después lo metió lentamente en su boca; suavemente lo jaló y succionó el glande y hacía círculos con la lengua ...