Colegialas en celo
Fecha: 23/01/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... en mi conchita sobre la bombacha, la tironeó hacia abajo y, supongo que de no haber sonado el timbre nos íbamos a comer enteras. Ya nada nos detenía. Obvio, Cris era nuestra Venus con las tetas de oro además de nuestra profesora favorita. En clase siempre nos complacía con alguna miradita, carita o sonrisa indirecta. Ana y yo seguíamos haciendo del baño, la biblioteca, la sala de computación, el laboratorio, la escalera hubiese o no alguien y la cocina un lugar en el que besarnos nos quedaba chico. Cierta mañana durante la hora libre de literatura, porque había faltado el plomo de Ramirez, las dos hicimos el práctico en 10 minutos y salimos al baño. Apenas entramos chuponeándonos, nos sacamos las bombachas y nos escondimos cuando entraron dos chicas del otro sexto. Los segundos flotaban en el aire entretanto nosotras abrazadas nos pajeábamos una a la otra muy suavecito. ¡che, digamosle que nos conviden!, dijo Ana y salimos del individual. ¡no podíamos creer lo que vimos! Las nenas estaban sentadas de la mano en la mesada, fumando y chapando con una inocultable calentura en las pupilas. ¡epa, perdón chicas, ¿podemos fumar con ustedes?, yo tengo fuego! Ana no se molestó cuando una de ellas le mostró el paquete vacío, y no nos dio del suyo. ¡era demasiado verlas besarse así, frotarse las piernitas y lamerse los deditos! Yo no daba más de tanto sexo no resuelto por mis venas. Así que le subí la faldita a Ana y me arrodillé para beber todos los jugos que goteaban de su conchita ...
... depilada y fresca, justo cuando alguien abre la puerta con una ira que nos momificó inmediatamente. Era Cris con su jean ajustado, su andar cadencioso y un cuaderno en la mano. ¡Zaira y Sol, ¿qué hacen fumando acá adentro?; esto es un baño señoritas, acá se hace pis y caca, y nada más… vamos a ver cómo le explican esto a sus padres!, gritó la profe caminando impasible por todo el baño. Cuando encontró nuestros calzones, los que descuidadamente dejamos en el suelo, los ojitos le brillaron con una luminosidad tal que se ablandó. ¡¿de quién son estas bombachitas?!, preguntó recogiéndolas. ¡de nosotras Cris, perdón!, dije con un nudo en el estómago. ¡aaah, mirá vos Debí, y, ¿se puede saber qué hacían?!, replicó la profe tirando un chicle en el cesto, y Ana me arrinconó contra la pared para besarme el cuello, las orejas y la boca con su lengua desorbitada. ¡esto hacíamos profe, ¿está mal?!, dijo Ana sin nada de inocencia. ¡las nenas también se besaban, ellas son pecadoras como nosotras!, acusó después, y enseguida las bebitas se acariciaban el pelito comiéndose la boca. Cris se destetó y nos miró actuar. Mientras se las amasaba, Ana nos subía la pollera, y Sol que es una morocha gordita muy dulce le decía a su chica: ¡te amo Zai, me gustás mucho! Cris lucía cada vez más nerviosa. Gemía impaciente, no hablaba salvo para elogiar mi culo o las tetas de Zaira, que es rubia, media villera y bastante rapidita según Ana que es su vecina del barrio. ¡bueno, basta cochinitas, quiero que las ...