Experiencias reales
Fecha: 24/01/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Soy Pedro de 42 años, casado y con dos hijos. Esto que les voy a narrar es algo que me pasó y me sigue pasando, al principio como comprenderán me chocó mucho y me tuvo muy confundido pero hoy aprendí a convivir con este deseo que va más allá de mí. Hace unos diez años aproximadamente en una noche en que hacíamos el amor con mi mujer, no sé por qué razón en los instantes previos a descargar mi semen y cuando ella se estaba corriendo me introdujo un dedo en mi ano, debo decir que aparte de la sorpresa me dolió un poco pero al rato me fue gustándome y al momento de eyacular fue muy rico el placer que sentí y la forma como mi culito se contraía y apretaba el dedo de mi mujer. Al día siguiente mi esposa me tomaba el pelo diciéndome que era un marica que me gustaba que me metieran el dedo y yo le aclaré que para ser marica tenía que gustar de los hombres, pero que sí que la verdad me había gustado mucho la experiencia, que me había hecho sentir cosas extrañas pero agradables y la conversación termino allí. Unos días después cuando yo ya me encontraba en la cama un poco adormecido y por quedarme dormido mi esposa que llegaba de la casa de una amiga se desnudó y metió en la cama, estaba un poco ebria y comenzó a acariciarme, yo me encontraba dándole la espalda y ella empezó a acariciarme la espalda retirándome la camiseta, me besaba tiernamente la espalda luego bajó su mano hacia mis nalgas, tocándolas suavemente hasta poner la yema de su dedo en mi agujerito, esto me causó una ...
... tremenda erección y mi piel se puso de gallina Tenía inmensos deseos de decirle que me metiera el dedo en mi caliente ano, pero tenía un poco de temor a lo que ella pudiera pensar, pero fue ella la que mordiéndome la oreja me decía si quería que me lo metiera, sin demora le dije que sí pero que lo lubricara con su saliva y lo hiciera muy despacito sin hacerme doler, ella mojó la puerta de mi ano con abundante saliva y poco a poco me fue introduciendo su dedo, yo sentía un placer nuevo pero muy bueno y comencé a menear mis nalgas al ritmo de su penetración, ella me decía al oído que gozara, que disfrutara y que le gustaba mucho sentir mi culito cómo le apretaba el dedo. Estábamos en esa deliciosa tarea de meter y sacar el dedo de mi ano, cuando le dije que quería más y que por qué no experimentábamos con algo más grande, ella se quedó callada un momento y me dijo que me clavaría dos de sus dedos lo cual hizo y por lo lubricado de mi culo no me dolió mucho pero yo quería algo más, le pedí que trajera una salchicha de la congeladora y me la metiera toda en mi ardiente culo. Ella accedió, al volver con la salchicha me encontró en cuatro patas con mis nalgas a su entera disposición, cogió un poco de crema y me la puso en mi huequito y en la salchicha que era muy semejante a un pene, me la comenzó a meter lentamente hasta un poco más de la mitad y me la metía y sacaba, con una de sus manos me acariciaba suavemente los testículos y el pene que lo tenía muy duro. Luego trató de introducir ...