Internet y sus relaciones VII
Fecha: 26/01/2018,
Categorías:
BDSM
Sexo con Maduras
Sexo Duro
Autor: Escritordebondage, Fuente: xHamster
... que no pasaron desapercibidas a un Amo experimentado como el Sr. Sotogrande.Ruth, mientras tanto, se había apartado a un lado y miraba atenta a su Amo y a la mamá de su amiga. Maria José se parecía bastante a Susana, aunque llevaba el pelo más corto y estaba un poco más gordita. Aún llevaba puesto el abrigo, color beige y marrón, aunque estaba desabrochado y debajo se veía parte de un suéter negro y una falda granate que le cubría hasta encima de las rodillas. Calzaba unas botas negras, sin apenas tacón, que dejaban ver parte de unas medias color burdeos.No me conoces, pero creo que sabes perfectamente quién soy ¿verdad? –le preguntó el Sr. Sotogrande.No... no estoy segura –balbuceó la azorada mamá.Mi nombre es Daniel Sotogrande –dijo con autoridad- aunque tu hija Susana se dirige a mi como Amo. ¿Sabes lo que eso significa, verdad?Maria José tragó saliva con dificultad y se limitó a asentir. Lejos de tranquilizarse estaba perdiendo el poco control que aún tenía.Sí, claro que lo sabes –afirmó el Sr. Sotogrande alzando su mano y acariciando el pelo de la mamá- lo sabes demasiado bien, ¿verdad?María José permaneció en silenció, impotente, incapaz de resistirse a aquel hombre dominante. Ruth observaba asombrada la facilidad con la que su Amo estaba tomando el control de la situación.Quitate el abrigo – ordenó el Sr. Sotogrande, con esa autoridad que sabía imprimir a su voz y que hacía estremecer a cualquier sumisa.Sin oponer resistencia, la dócil mamá se quitó la prenda y se ...
... la entregó al hombre, que la dejó encima de una butaca. Entonces, con descaro y sin ningún disimulo, el Amo escaneó con sus profundos ojos azules el cuerpo de Marïa José, cuya cara se tornó roja de vergüenza.No estás mal –dijo al fin- un poco gordita, pero prefiero eso a las escualidas jovencitas de hoy en día. ¡Quitate el suéter! Quiero admirar mejor tus tetas.María José se quedó petrificada. Su boca se abrió y se cerro un par de veces antes de que las palabras acudieran a ella, y cuando salieron fueron temblorosas e inseguras.Pe... pero, estoy casada... yo...El Sr. Sotogrande agarró su pelo con fuerza, en un manojo y forzó su cara hacia arriba, de forma que sus ojos perforaron con dureza los de la mamá.¡Me importa un bledo si estás casada, soltera, divorciada o viuda! –gritó- Tu hija debería estar hoy aquí y tu estupidez lo ha impedido, así que tú ocuparas su lugar ¿está claro?Sí, sí –respondió rauda María José, temiendo enfadar más a aquel hombre.Sí, Amo –corrigió el Sr. Sotogrande- dirigete a mi con el debido respeto.Sí, Amo –repitió la sumisa mamá, derrotada por completo.Venga, enseñame esas dos ubres. No tenemos toda la noche.Ruth observó estupefacta cómo la madre de su amiga se sacaba primero el suéter y después la blusa negra que llevaba debajo, hasta quedarse únicamente con un sujetador color carne de algodón. A pesar del mullido de la copa del sostén, la forma de los pezones, gruesos y erectos, era claramente visible. ¡Estaba excitada! ¡La mamá de Susana estaba ...